Suleyma y Karen participaron el pasado sábado en la marcha del orgullo lésbico-gay, que se convirtió en una fiesta por la igualdad y la no discriminación
Rubén y Mario, y
El Día Internacional del Orgullo Gay es una celebración que la comunidad lésbico-gay festeja para llamar a la tolerancia y la igualdad. La fiesta se realiza cada 28 de junio, pues se conmemoran los disturbios de Stonewall (Nueva York, Estados Unidos) de 1969, que es el inicio del movimiento de liberación homosexual.
El pasado sábado se realizó la 36 edición de la Marcha del Orgullo LGBT en la Ciudad de México y como cada año la celebración sobre Reforma y hasta el Zócalo se transformó en una fiesta por la igualdad y la no discriminación.
Entre las miles de personas hay historias de amor que superan, a su modo, la homofobia latente en el país. Entre la multitud contrastan dos personas: Rubén López y Mario Bonilla. Una pareja uruguaya que viste de blanco con playeras que llevan impresas sus rostros enmarcados por un corazón y portan una pancarta en la que se lee: “Nuestro hijo es heterosexual, pero igual lo amamos”.
Llevan 25 años casados; contrajeron nupcias en Uruguay, un país avanzado en su legislación sobre temas como el matrimonio igualitario, el aborto o el consumo de la mariguana.
Ellos sufrieron discriminación familiar y social, “como cualquier pareja homosexual”, aseguran, pero la han enfrentado partiendo del amor que se profesan.
Mario tiene un dicho: “Primero nos critican, después nos admiran y después nos piden consejos”.
Ellos consideran que uno de los orígenes de la discriminación son los discursos intolerantes en todas las religiones, pero aseguran con orgullo: “La única arma que tiene la comunidad es el amor; mientras los otros ponen prejuicios, discriminación y muerte; estamos construyendo desde las mejores virtudes”. Suleyma, de 26 años, y Karen, de 24, se conocieron en la escuela hace casi cinco años. Comenzaron su relación hace tres y llevan dos meses de matrimonio.
Respecto a la discriminación, cuentan una anécdota que llevan grabada en la memoria.
“Íbamos en el transporte público y ella (Karen) se sentía mal. Le dije: ‘recárgate para dormirte’. Al hacerlo, una señora comenzó a decir cuanta barbaridad se le ocurrió. Viajaba acompañada de una nena de cinco años que comenzó a preguntarle: ‘mamá, ¿qué es eso?’, y ella solo respondió ‘voltea a ver el sol’. La menor decía ‘me duelen los ojos’. Y pensamos: ‘prefieres que tu hija se quede ciega a ver el amor’”. M BUSQUE VIDEO DE MÁS HISTORIAS DE OTRAS PAREJAS EN: