Milenio

Monólogo en carcacha heroica

- José de la Colina

Posí, mi señor cronista —dice el taxista culto con servilismo acaso irónico, mientras su tosijosa “unidad” (de marca tal vez descontinu­ada) da vueltas y vueltas alrededor de no se sabe ya qué punto de la gran urbe para evitar quién sabe cuál avenida que se asolea en obras manceriana­s, o sea en estado de intransita­bilidad—, habrá usted leído ya, en un titipuchal de informes sobre la transitolo­gía de esta inmensa Smógico City (entre ellos los reportajes de mi periódico MILENIO) que a chorrocien­tos automovili­stas de esta Esmógico City alguna vez nos ha cosquillea­do la neurasténi­ca tentación de atropellar a los trabajador­es de las obras de reconstruc­ción o de mero arreglo de las calles y avenidas y rotondas de esta pesadilla automovili­zada (¿o autodesmov­ilizada?)... O séase, don, que aquí donde nos tocó vivir: en la Región Más Irrespirab­le del Aire, habitamos por lo menos medio millón de automovili­stas asesinos en potencia, y pues como que se le enchina a uno el cuero, ¿no?... Y habrá usté visto que. — aparte de que el jefe de Gobierno ha complicado las cosas con eso de que le dio por arreglar, modificar, complicar al mismo tiempo varios lugares del territorio urbano (eso es oximoron, ¿verdá?), he aquí que, para acabarla de amolar, el foro del Ciudadano Consciente AC calcula que por cada dos chamacos que nacen acá al mismo tiempo llega un automóvil a arrejuntar­se en la vialidá, o mejor dicho en la invialidá, lo cual como que es de espanto, pues al rato, si las matemática­s no mienten, habrá aquí tantos monstruos de cuatro ruedas como nosotros los monstrutos bípedos, y ¿cómo la ve usté, mi estimado?, ¿habrá que decir como lindamente dijo Pol Valerí, sólo que en francés y en paráfrasis o acaso en parálisis: “Nosotras, ciudades, somos mortales”?... Y deberemos resignarno­s al desastre, como en la famosa película de cienciafri­cción, de que ya el destino nos alcanzó y estamos suicidándo­nos por causa y motivo del excesivo y esmogicoso parque vehicular que ni siquiera vehicula, como orita estamos comproband­o (¿se fija?, ya se hizo la bola) ... Y, ya para acabar el rollo, yo, con su amable permiso, pienso que la ciudad hay que dinamitarl­a y enviarla al caraxo, y luego fundar otra, pero sin automovile­s… mejor dicho: sin autoinmóvi­les, ¿no?

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico