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Cincuenta años después de que Barclays instaló el primer cajero automático del mundo, en un suburbio del norte de Londres, el banco británico y varios de sus grandes rivales estadunidenses compiten para digitalizar el anticuado cajero.
El primer cajero automático se presentó en Enfield el 27 de junio de 1967. Ahora, los pronósticos de la muerte del efectivo hacen que la industria redefina su propuesta para satisfacer las cambiantes necesidades del consumidor, con los pagos móviles que cada vez más sustituyen a las tarjetas de plástico. “Nuestra industria innovará más en los próximos cinco años de lo que hemos hecho en los últimos 50”, dice Andy Mattes, director ejecutivo de Diebold Nixdorf, que produce un tercio de los más de 3 millones de cajeros automáticos del mundo. “La velocidad es estimulante”.
Con el aumento del uso de los smartphones, y las compañías de Silicon Valley que ingresan en la industria de pagos, los bancos y los fabricantes de cajeros automáticos colocan la interacción con los dispositivos móviles en el centro de sus nuevas máquinas. Esperan que en lugar de que los absorban los pagos móviles, los cajeros automáticos puedan absorberlos.
Varios bancos en Estados Unidos, entre ellos Wells Fargo y Bank of America, y en Europa, despliegan máquinas con una tecnología de