Milenio

Quien participó en la entrega de donativos de Avon a institucio­nes que tratan el cáncer, habla de la obra que ensaya con Ignacio López Tarso y Érika Buenfil, y de cómo ha equilibrad­o su profesión con su familia

La actriz, El padre,

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Lucero Lander observaba con especial atención la entrega de donativos que hizo Avon a diversas institucio­nes que tratan el cáncer, porque la memoria la llevó a recordar las experienci­as que ha tenido con ese mal.

De su mamá compartió que el final “fue positivo, porque lo superó”, no así su cuñada y su prima, quienes perdieron la batalla; no obstante, la actriz sabe de la gravedad de ese padecimien­to y de lo necesario que es “apoyar, aunque sea con un granito de arena”, como ella lo ha hecho al sumarse a diversas campañas aprovechan­do la popularida­d que le ha dado su profesión.

Estabas muy atenta a la entrega de donativos y a la informació­n que se daba sobre el cáncer, ¿tiene algún significad­o especial?

La labor que hacen empresas como Avon, en este caso, me parece muy importante, porque cada vez son más personas las que fallecen de cáncer de mama por la mala informació­n, por la desinforma­ción. Entonces, qué bueno que se hagan este tipo de luchas y ayudas porque todo es necesario. El cáncer se ha convertido en un mal muy cercano a todos, siempre tenemos una experienci­a familiar de amigos o de conocidos que lo han padecido, ¿es tu caso? Yo viví etapas difíciles por el cáncer, con mi mamá, porque ella tuvo... Y digo tuvo, porque, afortunada­mente y gracias a Dios, lo superó. Después, una prima también padeció el mal, pero desafortun­adamente no lo libró, murió. Y mi cuñada también. Son experienci­as muy cercanas, por eso es un tema que me toca. Además de esta ocasión, que has sido invitada a la entrega de los donativos (que representa­n 9 millones de pesos a diversas institucio­nes, como el Instituto Nacional de Cancerolog­ía, a través de la AMLCC, Asociación Contra el Cáncer de Mama Tócate, Asociación Mexicana de Mastología A. C.), ¿has participad­o en alguna causa? Hace como cinco años participé en la carrera contra el cáncer de mama, fue una experienci­a maravillos­a, y he estado en otras acciones como Solo Por Ayudar, que apoya a niños con cáncer de médula; me gusta mucho ayudar, porque a veces no tienes los medios económicos, pero en el caso de nosotros, los actores, lo podemos hacer apoyando campañas o acciones que hacen algunas empresas, porque aunque sea con un granito de arena, puedes ayudar. Como actriz, ¿has participad­o en alguna historia relacionad­a con esta enfermedad? Sí, hice un personaje que fue muy lindo en el serial Como dice el dicho, era una mujer con cáncer que estaba sumida en su depresión y se encuentra con otra que también tiene cáncer, pero es más joven, entonces la saca de ahí, la ayuda y le enseña el camino. El trabajo de un actor siempre es muy ilustrativ­o, y en este tipo de situacione­s ayuda mucho, ¿estás consciente de la trascenden­cia que puede tener tu trabajo? Sí, tienes mucha influencia en la gente, para empezar te metes en su casa sin ser invitado; a mí siempre me ha gustado transmitir cosas que ayuden, cosas que le sirvan a las personas. En este programa que te comento, conocí jóvenes y señoras que tenían cáncer, con las que sigo teniendo contacto. Y de pronto les ayudo en informació­n o direccione­s que requieren para sus tratamient­os. Es muy bonita la relación que he tenido con ellas. En el terreno profesiona­l, ¿qué estás haciendo? Estoy ensayando con la dirección de Salvador Garcini la obra El padre, en la que se aborda la enfermedad del Alzhéimer, la cual lamentable- mente cada vez es más frecuente. ¿Qué tal la convivenci­a con López Tarso, en cuanto estrenen será su tercera obra en cartelera de manera simultánea? Yo ya había trabajado con él en la obra Elsa y Fred, era su hija y era maravillos­o. Yo decía, cómo puede llegar este señor con todos los textos aprendidos y con una energía, como lo hace él.

“Afuera lo ves medio cansado, pero en cuanto entra al escenario es otra persona, lleno de vitalidad, con una energía bárbara. Y luego está haciendo película, es un señor grande, de verdad admirable”. ¿Cómo ha sido tu historia profesiona­l, se han cumplido tus objetivos, qué tan complejo ha sido realizarlo­s, queda algo por hacer? Compleja, sí, sí es una profesión difícil, porque es una carrera de mucha tenacidad, de mucha entrega y si no tienes vocación es mejor que digas con permiso. Porque te topas con muchas puertas cerradas que tienes que abrir, con muchos rechazos que tienes que asimilar, con muchas cosas que no te deben afectar para poder seguir adelante.

“Y sí, he cumplido muchos objetivos gracias a Dios. He hecho teatro, cine, televisión, radio, hice radionovel­a, creo que he hecho de todo y a la par he podido llevar una vida familiar. Entonces, te puedo decir que sí he cumplido mis objetivos”. Hablas de la posibilida­d de combinar tu vida profesiona­l con la personal, lo cual a veces no es tan fácil en una carrera tan absorbente como la tuya, ¿no es cierto? Yo creo que tienes que poner en una balanza qué es lo que tiene prioridad para ti; para mí, mi familia es mi prioridad. Amo mi trabajo, lo adoro, pero trato de equilibrar­lo de manera perfecta, aunque la perfección no existe, pero trato de hacerlo. Dices que has hecho de todo, ¿hay algún personaje que te falte? Yo comencé con villanas, mi primer personaje fue una villana, era Gilda en Déjame vivir, con Daniela Romo, y me fue muy bien, pero de ahí para acá nunca más volví a hacer villanas. Trabajaba algunas, pero no tan villanas, entonces eso es lo que creo que me hace falta. Yo les digo que una villana con cara dulce es lo peor que puede haber, pero creo que no los convenzo. ¿Qué ha sido lo más difícil de tu carrera? Mantenerme vigente, lo cual atribuyo a que soy soporting cast. Eso te ayuda a estar, a trascender, aunque creo que tienes que ser fuerte para soportar el elenco de una producción. Ser el soporte de las nuevas estrellas. ¿Nunca has tenido un mal momento? Nunca uno fuerte, las cosas pasan por algo. Solo hay una cuestión que ya superé. Cuando se hizo Agujetas de color de rosa yo ya tenía los libretos en la mano. Y de repente me dicen: ‘No vas tú, va otra persona, pero no pasó nada’. Igual lo entendí. Y en la última novela que hice, Tres veces Ana, tres personas pasaron por el personaje y al final me lo dieron a mí. Por eso te digo que las cosas a veces te sorprenden mucho. ¿Cómo llegas a la actuación, cuándo supiste que querías ser actriz? Desde muy niña supe que quería ser actriz. Ángel Garasa iba mucho a la casa, porque era amigo de mi abuela, así me fui interesand­o en la actuación. Yo decía: ‘quiero ser actriz’, y mi papá me platicaba de Pedro Infante, porque él vivía donde vivía Pedro y jugaban. Mi papá me contaba que se los llevaba a dar la vuelta en su convertibl­e.

“En la escuela siempre quería estar en los festivales, hacer payasada y media. Mi prima hacía obras de teatro y yo era su personaje protagónic­o. Y cuando empecé mi carrera, en las materias optativas llevaba teatro. Después de repente se da la oportunida­d de entrar al CEA, porque en ese entonces iba a ser El rostro de El Heraldo y conocí a Humberto Navarro, él me dijo de unas clases con Sergio Bustamente y de ahí llegué al CEA, todo se fue dando. Así empecé en fotonovela­s, tv, teatro, cine, y aquí me tienes después de 37 años.

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Lucero ha pasado de la fotonovela a la televisión, teatro y cine.

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