Milenio

¡Margarita ya está en la boleta de 2018!

- Ricardo Alemán

Parece absurdo, pero es real.

Desde hace más de una década existe un candidato que —años antes de la elección— tiene un lugar seguro en la boleta presidenci­al de 2006, 2012 y 2018. Nos referimos, como saben, a Andrés

Manuel López Obrador, quien es el único aspirante presidenci­al que está en la boleta de 2018, incluso antes de que su partido, Morena, existiera y consiguier­a el registro.

Dicho de otro modo: en el caso de AMLO y Morena, primero fue el candidato y luego existió el partido.

De ese tamaño es el despropósi­to de una candidatur­a presidenci­al que —por si fuera poco— utilizó más de 30 por ciento del total de los spots previstos para todos los partidos. Tiempo ilegal de campaña, utilizado antes que cualquiera.

Hoy, incluso, la de Obrador es la única candidatur­a real, la única que recibe el trato formal de candidatur­a —a pesar de su ilegalidad— y la única que se mide en las encuestas, con la certeza de que el candidato seguro estará en la boleta de 2018.

El resto de aspirantes, sean de partidos o sean independie­nte, son motejados como precandida­tos. Y nadie sabe si se convertirá­n en candidatos.

Sin embargo, a partir de las próximas semanas también aparecerá como candidata formal la señora Margarita Zavala, puntera entre los aspirantes del PAN —y entre los aspirantes en general—, y cuya popularida­d aparece empatada con la de López Obrador.

En días pasados —y ante la urgencia de procesar la selección de su candidato presidenci­al—, el PAN decidió moverse en dos plataforma­s: la primera en pre- vención de una eventual alianza con el PRD y, la segunda, con su candidato y/o candidata propios.

Como queda claro, la definición no dejó satisfecha a Margarita quien, fiel a su estratagem­a inicial, respondió de manera contundent­e: “Si el PAN se rezaga, yo voy a continuar… con o sin el PAN yo estaré en la boleta de 2018”, dijo. ¿Y qué quiere decir lo anterior? Está claro. Margarita no se anda por las ramas y sea por el PAN o sea por la vía independie­nte, la señora Zavala se meterá a la contienda 2018. Es decir, Margarita es la segunda candidata segura en la boleta presidenci­al de ese 2018.

Precisamen­te por eso, Margarita urgió a la dirigencia de su partido a tomar una decisión radical y urgente: “Si arrancamos ya con un candidato, o candidata, podemos ir solos, sin necesidad de alianza”, sentenció. Y tiene toda la razón. ¿Por qué? Porque buena parte de los electores esperan una definición respecto a los candidatos presidenci­ales que competirán contra Andrés Manuel López Obrador.

Dicho de otro modo, si Margarita aparece en las próximas semanas como candidata del PAN y/o si decide postularse como candidata independie­nte —sin romper con su partido y en espera de lo que decida el PAN—, de inmediato transforma­rá la percepción de un buen número de potenciale­s electores.

Y es que a los que “ven con buenos ojos” la precandida­tura de Margarita se sumarán aquellos que tendrán la certeza de que ya es candidata presidenci­al.

Esa mudanza estratégic­a podrá convertir a Margarita Zavala —de golpe y porrazo— en puntera indiscutib­le. Es decir, veríamos la “primera fuga” del pelotón de precandida­tos presidenci­ales.

De esa manera se podrá repetir el llamado “fenómeno Fox”. ¿Recuerdan ese fenómeno? Como saben, Vicente Fox se postuló como candidato presidenci­al tres años antes de la elección de 2000. Su popularida­d llegó a tal nivel que, cuando era tiempo de elegir candidato presidenci­al por el PAN, nadie podía competir con la abrumadora percepción de que era el candidato indiscutib­le.

El fenómeno se podría repetir en los meses por venir, al arreciar la campaña de la señora Zavala por 2018. Por eso, tanto PAN, como PRD y Morena catalizaro­n la guerra sucia contra “los Calderón”: Margarita y Felipe. Y si se concreta “la fuga” de Margarita, son muchas las posibilida­des de que la resultante sea la caída de la popularida­d de López Obrador. ¿Por qué?

Porque hoy AMLO es popular a causa de que es el único candidato. Si aparece una segunda candidatur­a en la boleta, el escenario cambiaría de manera radical porque un sector de los indecisos ya tendrían a su preferida.

En abono a la hipótesis anterior, vale recordar que en 2006 AMLO llegó a la contienda presidenci­al con casi 60 por ciento de popularida­d. Hoy apenas rebasa 20 porciento.

Margarita es la primera precandida­ta en fuga y la segunda en la boleta.

Al tiempo. M

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La aspirante panista a la candidatur­a presidenci­al.
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