MÁS ALLÁ DE LA POLÉMICA
Gato Macho
“Te decimos gracias porque tu nombre estará asociado al arte en México”: García Cepeda
nombre estará asociado al arte en México. Te agradecemos tu vida y talento”.
Entre los oradores también estuvieron el político Porfirio Muñoz Ledo y el arquitecto Fernando González Gortázar, quienes se refirieron a la vida y la obra de Cuevas.
Cuando el reloj marcaba las 18:00, Beatriz del Carmen prácticamente salió huyendo del homenaje, rodeada de un fuerte dispositivo de seguridad que golpeó y empujó a quien se le acercaba; la señora se negó a contestar cualquier pregunta, y quedó en el aire la gran interrogante: ¿en qué lugar descansarán las cenizas de José Luis Cuevas?
Para acompañar la urna del artista se quedaron solo los amigos, que se fueron dispersando alrededor de las 19:00.
Fue una despedida que no estuvo a la altura del gran artista que fue José Luis Cuevas: muy pocos amigos y seguidores llegaron a despedirlo, varias sillas permanecieron vacías debido a que la Secretaría de Cultura lanzó apenas unas horas antes del homenaje el comunicado donde se informaba la hora exacta en que llegaría el cortejo fúnebre al Palacio de Bellas Artes.
Apenas unos cuantos artistas acudieron a decir adiós a Cuevas, entre ellos Brian Nissen, quien ante la desorganización decidió retirarse antes de que diera inicio el homenaje.
Marisol Gassé, quien acompañó a las hijas de Cuevas en la demanda que interpusieron en 2013 contra Beatriz del Carmen “por abandono, secuestro y maltrato físico y psicológico a su padre”, lamentó que las autoridades culturales no hubieran intervenido en este caso. “Me parece muy grave no saber de qué murió uno de los artistas más importantes de México. Creo que como mexicanos merecemos conocer qué pasó con José Luis Cuevas, de qué murió quien fue un artista enorme, maravilloso e imperdible. Tenemos que exigir a las autoridades culturales, gubernamentales y policiacas que indaguen qué pasó con él”.
Afirmó que hubo indolencia de parte de las autoridades debido a que sabían que José Luis estaba escondido, guardado sin La Giganta, que nadie pudiera visitarlo ni entrevistarlo. “La demanda penal que se interpuso contra Beatriz del Carmen en 2013 quedó en el olvido; no volvimos a saber nada de José Luis Cuevas. Además, hay que decirlo, sus restos fueron cremados sin ninguna solicitud de las hijas. Me parece que es hasta ilegal ese asunto”. En el vestíbulo del Museo José Luis Cuevas, en la pared izquierda del ex Convento de Santa Inés, recinto ubicado en la calle de Moneda 13, en el Centro Histórico, está desplegada la biografía del Gato Macho.
MILENIO acudió al recinto que tanto disfrutó José Luis Cuevas, donde el personal de museografía trabaja en el montaje de la exposición que conmemorará los 25 años de la fundación de este espacio cultural.
Antes de entrar al corazón del museo y encontrarse con la escultura monumental La Giganta, de ocho metros de altura, se puede leer detalladamente el perfil del artista plástico, quien dejó de existir el pasado lunes 3 de julio.
En ese espacio del Centro Histórico de Ciudad de México no solo se encuentra una vida artística, sino la historia personal de un hombre que se definió por una manera de entender el mundo: está a la espera de los visitantes y de aquellos interesados en rememorar su trabajo, un tanto olvidado en la ceremonia en Bellas Artes.
Allí, la despedida al artista y al hombre estuvo envuelta en la polémica, sin conocerse siquiera cuál será el destino de sus cenizas. Queda un museo que lleva su nombre, queda una obra, quedan la irreverencia y la rebeldía que lo definieron hasta el último de sus días. M