Detectan un posible túnel bajo la Plaza y Pirámide de la Luna
Especialistas del INAH y de la UNAM detectaron indicios de ese trazo a 10 metros de profundidad tras realizar una tomografía
Un equipo de especialistas del INAH, en colaboración con personal de investigación de la UNAM, realizaron un estudio con el fin de comprobar la existencia y profundidad de un conducto que puede correr del centro de la Plaza de la Luna a la Pirámide de la Luna, en la zona arqueológica de Teotihuacan.
El hallazgo confirmaría que los teotihuacanos reprodujeron el mismo patrón de túneles asociados a sus grandes monumentos, cuya función es la emulación del inframundo, afirmó la arqueóloga Verónica Ortega, directora del Proyecto de Conservación Integral de la Plaza de la Luna.
En la Pirámide del Sol está confirmada la existencia de un tunel, que recrea el inframundo.
Para la identificación de la oquedad en la Pirámide de la Luna, un equipo de expertos encabezado por Denisse Argote Espino realizó una tomografía de resistividad eléctrica en los primeros días de junio pasado.
La especialista precisó que las imágenes preliminares sugieren una cavidad recta a 10 metros de profundidad que iría del centro de la plaza a la Pirámide de la Luna. Sin embargo, precisó que se requiere procesar más los datos para obtener una mejor definición de los rasgos bajo la superficie.
Las primeras imágenes analizadas muestran un conducto relleno. Aunque los resultados definitivos estarán listos en los próximos meses, pero se puede adelantar que, al igual que la Pirámide del Sol y el Templo de Quetzalcóatl, la Pirámide de la Luna puede contar con un conducto subterráneo.
Ortega manifestó que, de confirmarse, la función del túnel podría haber sido la emulación del inframundo, el lugar en que se recreaba el origen de la vida, las plantas y los alimentos, por lo que se podría decir que su uso fue estrictamente de carácter ritual, para efectuar ceremonias propiciatorias de los ciclos agrícolas.
La Pirámide de la Luna, que se localiza en la desembocadura norte de la Calzada de los Muertos, en la zona arqueológica de Teotihuacan, consta de siete etapas constructivas. La primera se empezó a edificar en el año 100 a.C. y sucesivamente se hicieron ampliaciones hasta el año 450 d.C, cuando se construyó la última etapa.
Esta investigación en la Ciudad de los Dioses se suma a las líneas de estudio en materia arqueológica impulsadas por la Secretaría de Cultura y el INAH, como se dio a conocer hace unas semanas, cuando se hizo la presentación de los avances de investigación del Templo de Ehécatl, en el Templo Mayor del Centro Histórico. m