MÁS ALLÁ DEL INSTRUMENTO
La fotografía de Mark Miller muestra a una joven Geri Allen abstraída mientras toca un teclado eléctrico de pie, mientras carga a su bebé Wallace Jr. en la espalda. Tristemente, fue el vehículo que nos trajo la noticia de que el 27 de junio la pianista estadunidense fallecía de cáncer. Los editores de Jazzpage que recuperaron esta bella imagen comentaron que en sus recientes mensajes de Facebook ella “no daba indicaciones de su condición, lo que hace la noticia de su muerte aun más perturbadora”.
El 14 de mayo, la pianista y compositora había deseado “un feliz Día de las Madres” con esa imagen. Días antes se refirió con entusiasmo a una actividad que involucraba a jóvenes mujeres de 14 a 25 años que quieren estudiar jazz y felicitó por su cumpleaños al pianista Kenny Barron, “uno de los más grandes músicos de nuestro tiempo”. Un día después celebraba estar de gira con “el maravilloso trompetista Enrico Rava”.
A mediados de los años ochenta Allen comenzó una promisoria carrera como líder de su propio grupo, que incluyó en su primer disco a Antony Cox y Andrew Cyrille, para luego formar un trío de ensueño con Charlie Haden y Paul Motian, así como colaboraciones con Oliver Lake, Dewey Redman, Steve Coleman, Greg Osby y como parte del M-Base Collective. Además de trabajar con la cantante Betty Carter, Charles Lloyd y con su alguna vez marido, Wallace Roney, grabó dos discos con Ornette Coleman: Sound Museum: Hidden Man y Sound Museum: Three Women.
Con una discografía amplia, con proyectos que apuntaban hacia direcciones distintas en sellos como Blue Note, Verve, Telarc y otros, recibió una beca Guggenheim como compositora, además de dedicarse a la enseñanza y ser la directora de Estudios de Jazz en la Universidad de Pittsburgh. Entre sus muchos reconocimientos figura el que se haya declarado el Día de Geri Allen en Detroit por iniciativa del Festival de Jazz Detroit Metro.
En una entrevista Allen se refería al impacto que le causó estar cerca de Ornette Coleman, palabras que merecen ser recordadas: “Escuchar el sonido de Ornette cerca de ti —el impacto de lo que es eso y el sonido en sí mismo—, solo el peso de eso realmente me hizo tratar de descifrar cómo desarrollas eso cuando tocas una nota como pianista. Debemos encontrar una manera de hacerlo. Ya no se siente como un piano, no se siente como un instrumento en particular, es algo más. Creo que Ornette buscaba eso de mí: encontrar ese lugar donde realmente ya no era un piano o no importaba qué instrumento fuera”. m