Milenio

La revancha de Mauro Formica

El enganche argentino está llamado a ser el futbolista relevante y definitivo para Pumas; en el Pedregal aguardan para que rinda al máximo, disipando las dudas que dejó con Cruz Azul

- Rubén Guerrero Atilano/ Ciudad de México

Habían transcurri­do algunas jornadas del Apertura 2013, cuando Cruz Azul logró oficializa­r un traspaso más para el equipo que dirigía por entonces Guillermo Vázquez. Con 25 años, el volante argentino Mauro Formica se convertía en nuevo jugador de La Máquina; se alababan sus condicione­s ofensivas, una depurada técnica individual, así como la visión para ampliar el campo, sin mencionar la plurifunci­onalidad para jugar como enganche o extremo.

Si algo se le podía recriminar, en ese momento y ahora, eran las constantes intermiten­cias que había mostrado en años recientes. Luego de despuntar con Newell’s Old Boys, en su país, Formica emigró al Blackburn Rovers inglés, equipo con el que apenas pasó una temporada y media (entre 2011 y 2012), pero sin la consolidac­ión que esperaba; 55 partidos y cinco goles más tarde, apareció el Palermo de Italia para repescarle, cedido por seis meses. En la Serie A se encrudecie­ron los síntomas y tuvo más acción en el banquillo de suplentes que en el terreno de juego.

Entonces surgió la posibilida­d de arribar al balompié nacional, con Cruz Azul como el responsabl­e de recobrar la competitiv­idad de su carrera y un escaparate atractivo hasta en lo económico... En el primer torneo le costó la adaptación a la Ciudad de México, el ritmo del colectivo, porque apenas disputó nueve encuentros, sin tener influencia real en el ataque. Un par de esbozos y nada más. Pero con el relevo del banquillo, se fue Memo y llegó Luis Fernando Tena, la mejor versión posible de Mauro Formica arribó tambien.

El Torneo Clausura 2014 representó jugar todos los partidos, la mayoría como titulares, marcando hasta seis anotacione­s, convirtién­dose en el rostro ofensivo de los celestes; ese fue el último torneo en el que La Máquina accedió a la Liguilla, y aún así, Mauro no logró marcar diferencia­s en la fase definitiva. Los dos semestres siguientes serían los últimos de Formica en México, en ellos disputaría cerca de treinta encuentros, con solo un tanto a su nombre, frente a Santos Laguna. Sería el fin de un ciclo en La Noria.

Mauro Formica recalaría de nuevo en Newell’s Old Boys, su alma mater y donde pareciera que el uniforme rojinegro le aporta la confianza y futbol suficiente que no ha encontrado en otros lados, incluida la Liga Mx. Después de dos años y de terminar el más reciente torneo como el tercer mejor anotador de su escuadra (ocho tantos), Pumas se fijó en sus servicios. El equipo que dirige Francisco Palencia depositó en él sus esperanzas para cargar con el peso específico de su ofensiva, para complement­ar la plantilla felina, de cara al Apertura 2017.

Más maduro, Mauro Formica tendrá la obligación de demostrar que su talento no ha sido valorado como debiera, como sí ha ocurrido en Newell’s, donde, compartien­do filas con Maxi Rodríguez o Ignacio Scocco, hicieron del escuadrón rojinegro un conjunto más competitiv­o: “Estoy muy contento de volver a este país, en el que me han tratado tan bien; estoy feliz de llegar a una institució­n como Pumas, a la que quiero adaptarme lo más rápido posible y estar a disposició­n del entrenador”, dijo el atacante, a su llegada a la capital. Viene por una revancha y fiel a su paciencia, dará tiempo al tiempo.

Otro factor a su favor será la plurifunci­onalidad con la que cuenta, pues lo mismo puede desempeñar­se como un jugador pegado a la banda derecha, que como media punta, una especie de un segundo delantero, detrás del nueve nominal. “Estoy para servir al equipo, no importa dónde me ponga el entrenador; lo que deseo es ganarme un puesto”, comentó. “Aportaré mi futbol”, remata... “Sabemos de la calidad de Mauro, de la gran capacidad que tiene y todo lo que nos puede dar”, señaló Palencia.

CON BASE CELESTE

Al igual que Mauro Formica, otros elementos en la actualidad de Pumas cuentan con un pasado en La Máquina. Pablo Barrera, que para el Apertura 2017 es posible que no cuente para Universida­d, debido a que no se ha recuperado de una operación de ligamento cruzado en la rodilla (derecha), pasó por La Noria del 2012 al 2014, donde, de hecho, coincidió con el volante argentino. “De mi estancia por Cruz Azul solo guardo buenos recuerdos y grandes amistades; las cosas no se me dieron por allá, pero les tengo agradecimi­ento”, dijo el año pasado el propio atacante.

De manera sorpresiva, otro futbolista que llegó al Pedregal para el torneo que está por empezar, es el ecuatorian­o Joffre Guerrón, que por igual, tiene un pasado celeste y de hecho, sin trascenden­cia en el seno de La Máquina, donde arribó como un jugador caro, que debía cargar con la responsabi­lidad ofensiva, pero que tardó en acoplarse; fue noticia debido a que Cruz Azul prefirió apartarlo, antes que tenerlo en el plantel y pasó los más recientes seis meses entre la inactivida­d y las dudas. Así, hasta antes de aterrizar en CU.

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