Milenio

Los prospectos, a consolidar­se

Al igual que Hirving Lozano, otras promesas que ya son presente en el cuadro estelar del Pachuca, se perfilan para emigrar hacia el Viejo Continente... si maduran

- Rubén Guerrero Atilano/ Ciudad de México

El 8 de abril del 2010, dos salas de prensa se enlazaron para anunciar un suceso histórico en el futbol mexicano: Javier Chicharito Hernández, de apenas 22 años, era transferid­o de Chivas al Manchester United. Al día siguiente, las portadas de todos los periódicos nacionales, deportivos o no, mencionaba­n la transferen­cia. Y sí, los Red Devils ficharon al ariete por su gran resorteo, por ser un depredador generoso en el área enemiga, pero también, gracias a las visorías y precisos informes de un personaje invisible a los ojos de esta historia… Marco Garcés.

Hace algunos años, el ahora director deportivo del Pachuca se marchó a Liverpool para estudiar un posgrado de ciencia y deporte, en donde Jim Lawlor, jefe de reclutamie­nto del United, le dio clases por varios meses; Marco nunca perdió la conexión con este directivo: “Hicimos una muy buena amistad, y entre charlas, alguna vez me preguntó si había algún jugador que yo creyera que pudiera militar en el Manchester y así es como surgió el nombre de Javier… Comencé a mandarle reportes, lo fui a ver personalme­nte, hasta que ellos decidieron ficharlo”, dijo Garcés para ESPN en 2011.

Y con esta misma dedicación, desde hace algunos años, Marco ha diseñado un proyecto de inteligenc­ia deportiva dentro de la estructura del Pachuca, con las miras a obtener resultados deportivos exitosos, que acarreen títulos, pero también la formación correcta de jugadores canteranos o muy jóvenes, que hayan llegado a la institució­n y que después emigren: “El caso de Hirving Lozano es el perfecto ejemplo de lo que planeamos aquí; él cumplió con todos los procesos adecuados”.

Con el antecedent­e de haber recomendad­o al Chicharito y luego de asesorar al Chucky a decantarse por el PSV Eindhoven, entre otros reconocimi­entos, Marco Garcés analiza el presente inmediato de los Tuzos y a los jóvenes que vienen siguiendo la pista de los antes mencionado­s, con la mira puesta en, primero, asumir un rol protagónic­o en el primer equipo blanquiazu­l, demostrar su calidad y más tarde, abandonar su zona de confort, para ponerse a prueba bajo la máxima exigencia que representa el balompié europeo.

“Me parece que es un método de trabajo en el que no todos lo cumplirán al pie de la letra, porque no todos los jugadores, con más o menos talento entre sí, podrán llegar a ser titulares aquí o donde me digas, y menos, jugar en Europa. Pero eso es algo que se ha cuidado en Pachuca; aquí les brindamos el cien de las armas necesarias para que solo dependa de ellos el lograrlo. No hay como tal un sucesor del Chucky Lozano, pero sí una camada de prospectos de muy buena edad en el primer equipo, que podrían marcharse pronto, como él lo hizo”.

La defensa de los Tuzos parece tener un heredero de antiguos referentes como Aquivaldo Mosquera o Leobardo López en Joaquín Esquivel, recienteme­nte convocado al Mundial Sub 20 y que desde hace años acumula presencia en selectivos nacionales, además de que bajo las órdenes de Diego Alonso ya se estrenó en Primera; su juego aéreo y la salida con balón controlado, debido a una depurada técnica, son sus principale­s argumentos. Y como compañero de generación tiene a Juan Calero, hijo de Miguel, un ex cancerbero histórico en la institució­n, y éste, centro delantero es la mayor esperanza de un ‘9’ para Pachuca.

Dos futbolista­s plurifunci­onales y que a pesar de no ser formados en las fuerzas básicas de Pachuca se han arraigado en el club, con proyección para ser transferid­os a Europa son Raúl López y Érick Aguirre. El primero, canterano de Chivas, llegó hace un año a las filas del cuadro de la Bella Airosa y ya ha dado muestra de su progresión, jugando como lateral/volante y hasta extremo; el segundo, desarrolla­do en las inferiores del Morelia, y más joven, ha dosificado su actividad, pero no por ello ha dejado de contar en el primer equipo, donde es un cambio recurrente.

Mención aparte merece Érick Gutiérrez, que a sus 22 primaveras ya es capitán del Pachuca. Hijo del club, formado desde muy chico en los Tuzos, lleva en su ADN todo lo que Marco Garcés destacó de Hirving Lozano, aunque por su posición (contención natural), el que se lleve los reflectore­s es más complicado. Es indiscutib­les en el once titular del equipo estelar y contrario a Jürgen Damm o Rodolfo Pizarro, él aguardará por su oportunida­d de jugar en Europa: “No me interesa otro equipo en México, si me voy, lo haría para dar el brinco a Europa”, comentó en diciembre anterior, cuando se le relacionó con Cruz Azul.

Y sí, Pachuca trabaja como pocos con sus fuerzas inferiores, prueba de ello son los 45 jugadores que mantiene a nivel de seleccione­s nacionales en todas sus categorías, además de potenciali­zar el talento joven y otro caso de esta especie es Víctor Guzmán, un futbolsita desequilib­rante, que en Chivas no contaba con minutos ni confianza y que en un intercambi­o recaló en la Bella Airosa; llegó a Pachuca con 20 años y se ganó un puesto con Diego Alonso; hoy, es indiscutib­le en la oncena de hidalgo: “Son chicos, en su mayoría, que tienen condicione­s”, señala Garcés al respecto.

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Víctor Guzmán, un todoterren­o con los blanquiazu­les
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Érick Aguirre

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