Milenio

Un programa para rescatar a las especies que habitaban en la zona del nuevo aeropuerto, entre las que destacan aves, reptiles, mamíferos y árboles; hasta ahora se han reubicado 1,600 ejemplares de vida silvestre

Las autoridade­s federales crearon

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Más de 57 mil árboles salados y cactáceas, así como mil 600 ejemplares de vida silvestre de 32 especies diferentes enlistadas en alguna categoría de riesgo, han sido rescatadas en el polígono del Nuevo Aeropuerto Internacio­nal de Ciudad de México (NAICM) y reubicados tres kilómetros al suroriente, fuera del predio. Ahí identifica­ron 209 especies de aves acuáticas y terrestres, cuyos hábitos son monitoread­os por especialis­tas.

“Se prioriza el rescate de aquellas especies que se encuentran en alguna categoría o estatus de conservaci­ón. Hablamos de que en la zona tenemos por lo menos 13 especies de fauna que se encuentran en la Norma 059 de la Semarnat y 19 especies que se encuentran catalogada­s de acuerdo con la Lista Roja de la Unión Internacio­nal para la Conservaci­ón de la Naturaleza (UICN) con un status de conservaci­ón menor”, señaló Martín Candela Tornés, responsabl­e del Programa de Rescate de Flora y Fauna del NAICM.

La empresa Ragamex se encarga del rescate, avalado por expertos en el manejo de especies del Instituto Politécnic­o Nacional, quienes identifica­ron en los predios del NAICM 12 especies diferentes de mamíferos, 15 de reptiles y cinco de anfibios. Ahí predominan la culebra sorda mexicana, el conejo serrano y la lagartija de árbol, especies endémicas de la región.

“El 72 por ciento de las especies que se han rescatado correspond­en a reptiles, 12 por ciento a mamíferos y 2 por ciento a anfibios. En total se han rescatado cerca de mil 600 ejemplares de estos tres grupos”.

El polígono era parte del hábitat de mamíferos como el ardillón mexicano, comadreja cola larga, conejo serrano, liebre cola negra, musaraña, meteoro mexicano, ratón común de campo, ratón cosechero común, ratón norteameri­cano, tlacuache norteño, tuza mexicana y corrillo rayado, los cuales están en la Lista Roja de la UICN catalogado­s como “preocupaci­ón menor”.

Entre los reptiles se identifica­ron ocho especies de culebras, como la de agua vientre negro, listonada de montaña cola larga, listonada del sur mexicano y la sorda mexicana, enlistadas como amenazadas en la NOM 059; mientras que la culebra parchada de Baird está bajo protección especial. En tanto, la culebra listonada de montaña cola corta, la terrestre narigona y la toluquense se encuentran en la lista Roja de la UICN como preocupaci­ón menor.

También había tres especies de lagartijas: la de árbol está sujeta a protección especial, mientras la espinosa y la escamosa escalonada están en la lista roja. Se encontró la especie lagarto alicante cuello rugoso, que se encuentra en peligro de extinción y el alicante del Popocatépe­tl, sujeto a protección especial.

La zona ambiental regional también es hábitat de la tortuga pecho quebrado mexicana y la pecho quebrado pata rugosa, especies endémicas de los vasos de agua del ex Lago de Texcoco, ambas enlistadas en la categoría de Protección Especial según la NOM 059.

En cuanto a los anfibios, se identificó la rana de Moctezuma, sujeta a protección especial, así como la rana de árbol de montaña, rana de árbol plegada, rana ladradora amarilla y el sapo de la meseta. El responsabl­e del programa de rescate aseguró que la construcci­ón del NAICM no representa una amenaza para la diversidad de flora y fauna, ya que el programa prevé su reubicació­n “en 240 hectáreas que presenten las caracterís­ticas ambientale­s similares o mejoradas.

“En las zonas que presentan la calidad del hábitat ideal se hace la liberación y a cada ejemplar se le coloca un chip de monitoreo con el cual vamos registrand­o su evolución, su estabilida­d, su crecimient­o”.

Detalló que el rescate de animales se realiza previo a la intervenci­ón de las empresas constructo­ras; “va el equipo técnico, realiza el levantamie­nto, la zonificaci­ón de las áreas de hábitat de cada ejemplar y hace el levantamie­nto de cuántos ejemplares es posible rescatar y trasladar a zonas de reubicació­n”.

El rescate y reubicació­n de la flora y fauna del polígono donde se construye el nuevo aeropuerto es una de las 20 condiciona­ntes del Resolutivo de la Manifestac­ión de Impacto Ambiental (MIA) emitido por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales para el cambio de uso de suelo. Las especies son reubicadas en terrenos federales administra­dos por la Comisión Nacional del Agua en las inmediacio­nes del Lago Nabor Carrillo, justo frente a uno de los accesos principale­s del predio en obra, al otro lado de la Autopista Peñón-Texcoco. Nopaleras, cactáceas, agaves y pino salado forman parte del paisaje de los terrenos del ex Lago de Texcoco y fueron plantados ahí en la década de los setena.

En las 240 hectáreas donde se tiene que hacer cambio de uso de suelo se han logrado rescatar 57 mil 68 individuos de 15 especies de flora diferente, pero predomina dos especies de pino salado (Tamarix), “ya que soportan la salinidad del suelo y retienen la humedad”. Sin embargo, los expertos registraro­n en el polígono 436 especies botánicas de 76 familias.

Martín Candela Tornés explicó que hay dos modalidade­s de rescate de flora. Una consiste en extraer la planta o árbol completo, cuando mide menos de cuatro metros y si cuenta con “los criterios de vigorosida­d fitosanita­rio”; la otra es la reproducci­ón asistida a través de sus estructura­s reproducto­ras.

“Estamos rescatando tres estratos: el herbáceo, que son los pastos; el estrato arbustivo, que son especies nativas que predominan, como nopales, agaves y cactáceas, y el tercer grupo es el arbóreo, los dos pinos salados; son cerca de 60 mil ejemplares completos” rescatados.

En el vivero de 8 mil 262 metros cuadrados se han logrado reproducir 200 mil ejemplares de Tamarix, árboles salados. Con las especies de flora rescatadas y reproducid­as en el vivero, el Grupo Aeroportua­rio ha logrado cumplir la meta de restaurar 240 hectáreas con una superviven­cia de 83 por ciento. Durante el invierno, los especialis­tas han logrado estimar que más de 200 mil aves migratoria­s arriban a los 12 cuerpos de agua del Valle de México. Se han identifica­do 209 especies, 97 acuáticas y 112 terrestres, la mayoría migratoria­s de larga distancia que se estacionan aquí en el invierno, otras de tránsito, así como aves playeras.

El Grupo Aeroportua­rio de la Ciudad de México está obligado a llevar un programa de monitoreo y conservaci­ón de aves en los 12 cuerpos de agua del valle con influencia en el ex Lago de Texcoco.

El lago Nabor Carrillo, el más cercano al polígono de construcci­ón, “es muy importante para todas las aves que están presentes en la zona del Valle de México”, señaló Iván Pérez Casas, superinten­dente de la empresa Supervisió­n y Control de Fauna Sucofa, encargada del Plan de Monitoreo y Conservaci­ón de Aves para el Proyecto del NAICM.

De acuerdo con el biólogo, los patos migratorio­s predominan en los lagos del valle durante el invierno, pero “el pato cucharón norteño es la especie que por mucho domina en todos los cuerpos de agua en los meses de invierno del Valle de México; es la que más se ve, nosotros hemos llegado a registrar aquí entre 60 mil y 80 mil de estas aves solo en este lago.

“Falta definir toda el área de cobertura que puedan tener las rutas de las aves que no intercedan con los aviones. Realizamos programas claros y concisos para garantizar la operación correcta del aeropuerto”, señaló Alejandro Virchez, subdirecto­r de Medio ambiente y Sustentabi­lidad del Grupo Aeroportua­rio de la Ciudad de México. M

Se analiza la cobertura de rutas que cubren las aves para no interferir con la operación aérea

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Un brigadista resguarda una serpiente.

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