LO QUE NO SE OYÓ
Salió al aire un audio donde el ex gobernador de Veracruz, Javier Duarte, le llama telefónicamente a su tesorero Tarek Abdalá Saad, regañándolo porque no llegaron mil millones que mandó al PRI nacional (presuntamente extraídos del presupuesto del Estado).
Abdalá: Dígame mi góber. Duarte: Oye Tarek, ¿qué pasó? ¿Con qué? ¿Cómo que con qué? ¡No te hagas pendejo! ¡Me están hablando del PRI Nacional porque quedé de hacerles llegar los recursos desde hace dos días y no les ha llegado nada!
¡Ay cañangas! ¿Y yo por qué? Ese tema se lo encargaste a Iván, mi góber. ¡No te hagas más de lo que ya eres!
Por la Virgen de Tlacotalpan que no sé de qué hablas, mi góber jarocho. ¡Se te encomendó a ti mandar los recursos en cajas de huevo y no han llegado! ¿Dónde están los mil! ¡No quiero que me vayan a hacer de chivo los tamales!
Te equivocas mi góber. En el Carnaval agarraste la peda, bailaste el Jarabe Loco y le diste ese dinero a Iván. Yo estaba ahí, unas muchachas cariñosas lo vieron todo. Por esta. (Riéndose) Se puso bueno ese cotorreo.
Clarito le dijo al contralor: “Iván, llévale este dinero al PRI nacional, y si quieres agarra de ahí para el chesco”. Yo no tengo nada qué ver, mi góber. ¡No pretendas confundirme! ¡Mil millones de pesos no son cualquier chingadera!
¿No te los habrás gastado en esa borrachera, mi góber? Estabas muy espléndido, hasta le invitaste unos toritos a Yunes. Estrenaste un Lamborghini, compraste un penthouse y te casaste con una modelo sueca. ¿De dónde sacaste el dinero?
Me saqué la lotería, como tu suegro. ¿Qué no puedo? ¡No te pases de vivo, Tarek! ¿Qué pasa? ¡Ese dinero tiene que llegar completito, porque si no llega, puedes amanecer sin cabeza en un departamento de la Narvarte!
Gulp. No hay que ponerse densos, mi góber. Aunque yo no tengo nada qué ver, dime qué indicación o con quién… Te voy a mandar a Ricardo, quien te va a dar instrucciones. Luego no lo metas más en el tema, déjalo trabajar. De todos modos habla con Iván, no vaya a ser cierto que “se me hayan pasado las cucharadas” y le haya dado el dinero.
Cuando hable con él, me encargo que lleguen los mil íntegros, ni un peso menos. ¡No se claven el dinero que me clavé, chingao! ¡No sean ratas! Si quedamos en salpicarle al partido, hay que cumplirle, sino ¿cómo nos aseguramos impunidad, en caso de que algún día nos cachen en algo chueco?
¡Eso jamás mi, góber! Con el campeón aunque pierda. Cambio y fuera.