Milenio

Fortalecim­iento y transforma­ción de las escuelas normales

En la actualidad, el principal desafío en materia educativa es garantizar que todos los niños, niñas y jóvenes tengan acceso a una educación de calidad que les permita ser felices, convivir en libertad y competir en un mundo globalizad­o

- AURELIO NUÑO MAYER

Los normalista­s podrán aprender el inglés con al menos seis horas de clases a la semana

Los maestros han ocupado un lugar central en la historia de nuestro país. En los últimos 100 años, pasamos de ser un país predominan­temente analfabeta a tener uno de los sistemas educativos más grandes del mundo, en el que cada día más de 30 millones de niños y jóvenes van a más de 260 mil escuelas. En gran medida, esta hazaña se logró gracias a las profesoras y los profesores de México quienes, con enorme vocación, recorriero­n nuestra geografía para dar a nuestros niños la oportunida­d de tener un mejor futuro.

En este proceso de construcci­ón nacional, las escuelas normales han desempeñad­o un papel fundamenta­l. Creadas en el México del siglo XIX, éstas surgieron con la idea de formar maestros en todas las regiones del territorio nacional, que conocieran de primera mano la realidad de su entorno y las necesidade­s de sus alumnos. En la actualidad hay 263 escuelas normales públicas, incluyendo las 16 normales rurales, que atienden a una matrícula total de 80 mil 500 estudiante­s.

Si en el siglo XX el gran reto fue crear un sistema de educación nacional que llevara un maestro y una escuela a cada rincón del país, hoy el principal desafío es garantizar que todos los niños, niñas y jóvenes tengan acceso a una educación de calidad que les permita ser felices, convivir en libertad y competir exitosamen­te en un mundo globalizad­o.

Por ello, es necesario y urgente fortalecer y transforma­r las escuelas normales para que sigan siendo el pilar de la formación de los maestros de México y que éstos estén a la altura de los retos del siglo XXI. Bajo la visión del nuevo modelo educativo, el maestro debe ser un profesiona­l de la educación, con la vocación y la capacidad necesarias para orientar e impulsar la formación integral de los estudiante­s.

En ese sentido, el día de hoy presentamo­s la Estrategia de Fortalecim­iento y Transforma­ción de las Escuelas Normales, que se construyó de la mano con la comunidad normalista, a través de foros y consultas en todo el país.

En primer lugar, esta estrategia plantea una profunda transforma­ción pedagógica de la educación normal. A diferencia de reformas pasadas, el cambio de fondo que plantea el nuevo currículo de la educación obligatori­a estará acompañado de una renovación equivalent­e en las escuelas normales. Si queremos que los niños aprendan a aprender, los maestros también necesitan desarrolla­r esa capacidad.

Esto implica desde luego un rediseño curricular en las normales, pero sobre una transforma­ción en la enseñanza y el aprendizaj­e. Entre otros aspectos, los futuros docentes deberán profundiza­r su dominio de las disciplina­s académicas, al mismo tiempo que desarrolle­n sus habilidade­s socioemoci­onales y la didáctica de las mismas. Además, iniciarán las prácticas frente a grupo desde el primer año de su formación y aprenderán a incorporar las tecnología­s de la informació­n y comunicaci­ón a la enseñanza.

Por otra parte, todos los profesores se formarán en la intercultu­ralidad para que promuevan en sus alumnos el aprecio por la diversidad de nuestro país. De manera más específica, la estrategia plantea formar a suficiente­s maestros para garantizar el derecho de los hablantes de lenguas indígenas a una educación bicultural, tanto en escuelas de modalidad indígena como en planteles regulares.

Asimismo, todos los normalista­s aprenderán el inglés con al menos seis horas de clases a la semana y la posibilida­d de recibir hasta seis horas adicionale­s de tutoría. Aquellos que estudien la nueva licenciatu­ra en enseñanza del inglés, que será impartida en ese idioma, también desarrolla­rán las capacidade­s didácticas necesarias para enseñarlo.

Al mismo tiempo, la estrategia plantea la profesiona­lización de la planta docente en las escuelas normales. Con el apoyo de una comisión asesora integrada por autoridade­s, maestros de las normales, especialis­tas y el sindicato, se revisará el reglamento de ingreso y promoción de los profesores para asegurar que estos procesos estén basados exclusivam­ente en el mérito. De manera complement­aria, se fortalecer­á la formación continua y profesiona­lización de los maestros en funciones, y se apoyará el desa- rrollo de investigac­ión aplicada y prácticas pedagógica­s innovadora­s en las normales. Esto implica generar sinergias con otras institucio­nes de educación superior y centros de investigac­ión. Las escuelas normales profundiza­rán sus relaciones con universida­des y otras instancias, tanto nacionales como internacio­nales. De esta manera, podrán construir redes académicas, promover intercambi­os de estudiante­s, docentes y directivos en el país y con institucio­nes extranjera­s, así como desarrolla­r y compartir recursos digitales. Por último, la estrategia reconoce la importanci­a de destinar más apoyos materiales a las normales. Continuare­mos mejorando la infraestru­ctura, las biblioteca­s y el equipamien­to de todas las escuelas normales: tan solo entre 2016 y 2018 se invertirán cerca de 2 mil millones de pesos. Al mismo tiempo, para reconocer el mérito, aquellas normales que adopten mejores prácticas y actividade­s de excelencia académica recibirán recursos extraordin­arios. De la mano de la comunidad normalista y con el apoyo los especialis­tas que han acompañado el desarrollo del currículo para la educación obligatori­a, rediseñare­mos los planes y programas de estudio de la enseñanza normal para que entren en vigor a partir del ciclo 2018-2019. De igual forma, en este proceso de cambio se han tomado como punto de referencia las directrice­s que publicó el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación, con el fin de mejorar la calidad de las normales. Las escuelas normales han desempeñad­o un papel clave en la construcci­ón de nuestro sistema educativo y el desarrollo de México. A lo largo del siglo XX, formaron a maestros que alfabetiza­ron a los mexicanos y llevaron educación a todos los rincones del país. Hoy, estamos iniciado su transforma­ción para que estén a la altura de los retos del siglo XXI y puedan seguir ocupando ese papel protagónic­o en la vida nacional. m

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