Incertidumbre por futuro de la viuda de Liu Xiaobo
Para el gobierno chino, se trató de un “criminal” que transgredió el orden interno; “concederle el premio fue una blasfemia”, asegura
El gobierno chino trató de minimizar la muerte bajo custodia de su único ciudadano galardonado con el Nobel de la Paz, el intelectual Liu Xiaobo, y mantuvo silencio frente a las demandas para que libere a su viuda, la poetisa Liu Xia.
Más de 24 horas después de que el renombrado escritor falleciera, el jueves, en un hospital controlado por las fuerzas de seguridad, ningún amigo de la familia había podido contactar con la mujer del Nobel.
La poetisa ha pasado los últimos siete años sometida a un arresto domiciliario, sin ser acusada de ningún delito más que el de haberse enamorado de un intelectual que acabó convirtiéndose en uno de los mayores enemigos del régimen por su defensa de la democracia. “Estamos muy preocupados por su salud y su estado mental después de tantos años de encierro”, manifestó el activista Hu Jia, amigo cercano de la familia, quien teme incluso que Liu decida suicidarse después de una vida de “inmensa soledad”.
La pareja se pudo volver a abrazar, después de casi ocho años, hace unas semanas, cuando Liu Xiaobo fue trasladado de la cárcel a un hospital por un cáncer de hígado en fase terminal. “Fue la primera vez que pudieron darse la mano, contarse todo lo que les había ocurrido este tiempo”, cuenta Hu.
Desde que el Nobel fue detenido en 2008 y condenado en 2009 a 11 años de prisión, por ayudar a escribir un manifiesto político que pedía apertura democrática, el matrimonio mantuvo encuentros en prisión, pero las autoridades les forzaban a mantener las distancias y les censuraban si hablaban de asuntos como el arresto domiciliario o las condiciones de la cárcel, dice Hu.
Postrado en la cama del hospital, donde pasó sus últimos días, Liu Xiaobo pidió que se le dejara salir al extranjero junto a su familia para buscar ayuda médica y, en caso de fallecer, hacerlo en un “país libre”; sus amigos creen que lo decidió así para salvar a su musa.
Al respecto, algunos países como Estados Unidos y Francia también han alzado la voz y han pedido a Pekín la libertad de la viuda.
El gobierno chino, no obstante, se mantiene impasible. Durante la rueda de prensa diaria del Ministerio de Exteriores celebrada ayer, la única oportunidad para la prensa extranjera de preguntar sobre casos como éste, el portavoz se limitó a destacar que el Nobel fallecido era un “criminal” y no aclaró si liberarán a la mujer.
El representante de la cancillería, en cambio, cargó contra los “comentarios irresponsables” de otros países, que considera faltos de fundamento, y anunció que Pekín había protestado ante EU, Francia, Alemania o la ONU, además de criticar al comité noruego de los Nobel, el organismo que más duro se ha mostrado con China. “Liu Xiaobo es un prisionero que ha sido sentenciado a prisión de acuerdo con la ley china, y sus palabras van contra los principios y propósitos del premio Nobel de la Paz. Concederle el premio Nobel es una blasfemia al galardón”, zanjó.
Sus palabras, no obstante, no acallaron a los periodistas, que insistieron en plantearle las múltiples preguntas que aún quedan por resolver: ¿Se le dio a Liu el tratamiento médico adecuado? Si la Constitución china recoge el derecho a la libertad de expresión, ¿por qué se condenó a Liu por sus opiniones y se censura lo relacionado con su caso? m