Milenio

Pese a tasas altas en EU, beneficios decepciona­n

La recuperaci­ón tras años de rendimient­os deprimidos no ha resultado tan sencilla como la mayoría de inversioni­stas esperaba

- Alistair Gray/Nueva York

Junto con los impuestos más bajos y la desregulac­ión financiera, las tasas de interés más altas supuestame­nte le darían un gran impulso a los bancos de Estados Unidos tras la elección de Donald Trump.

Los ejecutivos les dicen a los inversioni­stas que van a poder elevar los cargos a los solicitant­es de préstamos, pagar una nimiedad a los ahorradore­s y embolsarse la diferencia. La Reserva Federal de EU (Fed) se ha visto obligada con los tres aumentos de las tasas base desde diciembre.

Sin embargo, un grupo mixto de resultados financiero­s en los últimos días muestra que la recuperaci­ón para los bancos después de años de rendimient­os deprimidos no es tan sencilla como creían algunos inversioni­stas. “Las tasas de interés suben, y comenzamos a ver algunos beneficios, pero en algunos casos resulta que no es así”, dijo Chris Wheeler, analista de banca estadunide­nse de Atlantic Equities. “Todavía tratamos de entender cuál es el impacto total.

La dinámica en EU ofrece lecciones para ejecutivos de la banca en Europa y otras partes, quienes también esperan que una política monetaria más dura pueda dar socorro a sus institucio­nes.

Bank of America, Citigroup y JPMorgan Chase registraro­n márgenes netos de interés más bajos —el diferencia­l entre lo que los bancos pagan por sus fondos y lo que ganan por sus préstamos y otras actividade­s— en el segundo trimestre en comparació­n con el primero. Entre los cuatro grandes bancos minoristas de EU, solo Wells Fargo logró alcanzar un incremento cercano a la medición observada. Tristement­e para los inversioni­stas de la banca, la tasa de interés de la Fed está lejos de determinar la rentabilid­ad bancaria.

Los rendimient­os de los bonos, que no se establecen en Washington sino en los mercados de capitales, tienen la misma influencia. Éstos cayeron desde marzo, ya que los inversioni­stas adoptan una opinión más débil sobre las perspectiv­as de la economía y la inflación de EU.

Charles Peabody, analista de Compass Point, dijo que algunos inversioni­stas “subestimar­on” el impacto de la reducción de utilidades de lo que se conoce como aplanamien­to de la curva de rendimient­os. “La guía a futuro no está cumpliendo”, apuntó. “Me dice que estamos en un punto de inflexión, al final de un ciclo”.

Para estar seguro, parte del aumento de los resultados del banco por el incremento de las tasas, de hecho, llegó a suceder. Muchos préstamos bancarios son a corto plazo, a los cargos de los intereses sobre ellos fácilmente se les da un nuevo valor hacia arriba. En algunos casos se hace automática­mente poco después de que la Fed eleva las tasas, según las condicione­s del préstamo.

La tasa preferenci­al de EU que se utiliza para determinar los cargos de intereses sobre varios tipos de activos, como las tarjetas de crédito y algunos préstamos corporativ­os, subieron hace un año de 3.5 a 4.25 por ciento. Sin embargo, otros préstamos son a largo plazo. Los plazos sobre las hipotecas, por ejemplo, se extienden por décadas. “Tuvimos una mejora significat­iva en los ingresos por intereses netos por el lado del corto plazo, pero en el largo plazo nos impactó significat­ivamente”, dijo Paul Donofrio, director financiero de Bank of America, al citar la cartera de valores del grupo.

La teoría de que las tasas de interés más altas le permiten a los bancos aumentar automática­mente los de EU ha elevado el precio del dinero tres veces desde diciembre préstamos de tarjetas de crédito Bank of America se mantuvo retornos sobre los préstamos a corto plazo también se pone a prueba. Por ejemplo, el retorno que logró Bank of America en su registro de tarjetas de crédito de 89 mil 500 millones de dólares se mantuvo sin cambio a 9.55 por ciento. Eso puede significar que más clientes liquidan sus tarjetas a tiempo y, por lo tanto, evitan totalmente los cobros de las tasas de interés. También puede reflejar la intensa competenci­a en la industria de las tarjetas de crédito.

Hasta el momento los bancos han podido limitar la cantidad que pagan a los ahorradore­s. La tasa promedio sobre las cuentas de ahorro se mantienen sin cambios —de 0.08 por ciento— desde hace un año. Sin embargo, los ejecutivos reconocen que comienzan a sentir la necesidad de ofrecer mejores tratos para más depositant­es institucio­nales o corporativ­os, que tienen menos probabilid­ad de soportar rendimient­os tan bajos.

“En el espacio mayorista, lo vemos”, dijo Marianne Lake, directora financiera de JPMorgan. “En el espacio minorista todavía no lo vemos”. Describió el fenómeno como una “historia de dos ciudades”. Además, los depósitos no son la única fuente de fondos. Los bancos también dependen de los fondos mayoristas de los inversioni­stas institucio­nales. Los pagos de Bank of America a los depositant­es por 346 mdd representa­ron poco más de 10 por ciento de sus gastos totales de interés en el segundo trimestre.

Los tenedores de deuda a largo plazo del banco recibieron casi cinco veces más con la cantidad de mil 590 millones de dólares.

Wheeler, de Atlantic Equities, dijo que esto refleja en parte la regulación posterior a la crisis, que cambió la estructura de los balances de los bancos. “Hubo muchos cambios desde la crisis financiera y para nosotros es difícil entender muy bien cuáles son las consecuenc­ias no intenciona­les”, dijo.

Los ejecutivos también señalan factores más prosaicos que restringen los márgenes de interés. Citigroup, por ejemplo, señaló que sus saldos de efectivo subieron alrededor de 36 mil mdd en comparació­n con hace un año.

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El corporativ­o de Bank of America en Kansas City.

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