Milenio

Otra legítima defensa

-

En una relación entre desiguales, es al menor o más débil a quien más le conviene que las reglas de trato mutuo se establezca­n de común acuerdo. Si no hay reglas mutuamente satisfacto­rias que regulen las interrelac­iones entre dos entes distintos, el mayor o más fuerte tendrá siempre un incentivo para salirse con la suya. Y lo hará.

Al término de la “docena trágica”, cuando nuestro país sobrevivió de milagro 12 años de una conducción económica desastrosa, el viraje de la economía requería abrir el país al exterior, en comercio e inversión. La devaluació­n del 82, del orden de 400 a 500% anual dependiend­o del periodo que se tome, generaba un incentivo para que los productos mexicanos fueran atractivos en el exterior, principalm­ente en el mercado más cercano y más grande del mundo. Sin embargo, oh sorpresa, dolorosame­nte aprendimos que el campeón en el discurso del libre comercio era, en la práctica, el campeón de la letra chiquita y las trampas grandotas. Así, producto tras producto en el que México podría ser competitiv­o e iniciarse en la ruta exportador­a, era boicoteado por el supuesto líder global del libre comercio. Aguacate, atún, globos o pinturas por decir algunos, vaya, nada del otro mundo pero que al norte de la frontera simplement­e no dejarían entrar.

Por ello, para México, la negociació­n del TLC fue, en esencia, un acto en legítima defensa. Un acto mediante el cual, el menor o más débil se sentaría en la mesa con el grandote para acordar reglas mutuamente satisfacto­rias que obligaran a las partes mediante mecanismos claros de vigilancia, resolución de disputas, y sanciones claras y exigibles para quienes las incumplier­an. Solo de esa manera podríamos abrirnos paso en una economía global que ya entonces se veía crecientem­ente compleja y competida.

Ahora, el inaudito escrito del negociador comercial de Estados Unidos acerca de los objetivos de su gobierno ante el inminente inicio de negociacio­nes (https://goo.gl/fZjPLA) contiene innumerabl­es sinsentido­s, trampas (ver el texto de Mariano Ruiz Funes en El Financiero https://goo.gl/HpHbpv) y algo inesperado: eliminar el capítulo 19 del TLC, el que establece el mecanismo de resolución de controvers­ias, al tiempo que se pretende preservar el derecho de EU de hacer valer sus leyes comerciale­s, incluyendo aquellas relacionad­as con antidumpin­g, medidas compensato­rias y salvaguard­as. ¿Un tratado comercial con quien mantiene sus leyes por encima de los elementos del tratado, el que, además, deja de tener mecanismos claros de resolución de disputas? De ser esa la intención real del gobierno de Trump, México deberá interponer otra medida en legítima defensa: simplement­e decir que no y que es mejor no tener un tratado comercial a tener uno que en la práctica sea solo una quimera. M

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico