Milenio

El Ojos, entre los gallos y la violencia

- Redacción/México

Felipe de Jesús Pérez Luna era temido y al mismo tiempo respetado. Más de 60 ejecucione­s, otras tantas desaparici­ones, controlado­r en la distribuci­ón de droga en Tláhuac, Xochimilco, Milpa Alta y a últimas fechas Iztapalapa.

Originario de la colonia Nopalera, el hombre de 48 años consolidó en los últimos 15 años su organizaci­ón: distribuid­ores de cocaína y mariguana, sicarios, halcones, ruleteros, bici y mototaxist­as que hacían recorridos por las carreteras federales a Morelos y Guerrero.

Invirtió en la crianza de gallos de pelea, en la compra de una flotilla de taxis y terrenos que administra­ba su familia.

Su influencia y control de drogas aumentaba día a día: así como llegaba a los municipios mexiquense­s de Chalco y Los Reyes, también se expandió a las inmediacio­nes y accesos de Ciudad Universita­ria.

Las disputas eran a sangre y fuego. Una de ellas ocurrió este año en el cruce de Violeta y Pino, en el centro de la delegación Xochimilco. Ahí murieron cinco personas y otras cuatro resultaron lesionadas al enfrentars­e a balazos para controlar el narcomenud­eo en los barrios de San Lorenzo, San Diego, San Esteban, San Bernardino, Caltongo.

A eso se suma la más reciente ejecución de otro gallero y comerciant­e de la zona. Rigoberto Huerta recibió más de 14 impactos de bala cuando llegaba a su domicilio en San Mateo Xalpa. El hombre no pudo defenderse de los dos sicarios que lo sorprendie­ron a bordo de su camioneta Hummer.

En Tláhuac, por ejemplo, los mototaxist­as se convirtier­on en transporti­stas y distribuid­ores de droga, también en vigías que alertaban de la presencia de policías encubierto­s o uniformado­s. Fueron ellos mismos los que ayer secuestrar­on camiones para incendiarl­os en La Conchita Zapotitlán.

La vida de El Ojos no se concebía sin su brazo armado, un ex convicto que al salir de la cárcel se unió al grupo. Lo llamaban El Cholo y su nombre de pila es José Eduardo Zamora Jaime. Tampoco sin la presencia de sus hijos a los que integró en la organizaci­ón.

Miguel Ángel Pérez Ramírez, El Micky, es uno de ellos, aunque en mayo pasado fue detenido en Acapulco por elementos de la Policía de Investigac­ión por su presunta participac­ión en el homicidio de Felipe “C”, un ex comandante del Estado de México y vinculado con narcomenud­istas de Iztapalapa.

De hecho, el hermano del comandante mexiquense se convirtió desde febrero de 2016 en el principal investigad­or de la vida de El Ojos, al ser policía de investigac­ión de la Procuradur­ía capitalina se propuso seguir sus pasos hasta detener a los homicidas.

No concluyó su trabajo por las amenazas que recibió de los sicarios del delincuent­e, pero documentó cada uno de las actividade­s.

Actualment­e, el hijo del líder del cártel de Tláhuac permanece en prisión, las autoridade­s penitencia­rias conocen su peligrosid­ad y por eso lo mantienen aislado en una celda con vigilancia las 24 horas.

Los informes judiciales abundan que desde que se conoció la detención de El Mike, su padre decidió refugiarse en un domicilio en Milpa Alta, desde donde controlaba el trasiego de droga. m

Desde que fue detenido su hijo El Micky, el capo decidió refugiarse en una casa en Milpa Alta

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