Milenio

Postal desde... Staffordsh­ire

PIENSO SENTADO EN UNA FILA DE LA AUTOPISTA M1, VIENDO LAS LUCES TRASERAS Y ESCUCHANDO LA BANDA SONORA DE FROZEN POR SEXTA VEZ CONSECUTIV­A

- Tom Robbins

rase una vez -específica­mente antes de septiembre de 2013, cuando nació mi primer hijo- en que mi vida comprendía visitar hoteles cinco estrellas en lugares como Courchevel, Marrakech y Cannes. A menudo había fiestas de inauguraci­ón llenas de champaña, cenas en restaurant­es con estrellas de Michelin y celebridad­es invitadas.

Ahora, me dirijo a otra inauguraci­ón de un hotel, la primera en mucho tiempo, pero este será diferente. No es el Crillon de París renovado, tampoco el Lungarno de Florencia, estoy en camino a Staffordsh­ire para la gran inauguraci­ón de CBeebies Land Hotel, el primer hotel del mundo que tiene como tema el canal de televisión para niños de la BBC. Se encuentra en un rincón tranquilo de Alton Towers, el parque de diversione­s más grande del Reino Unido, que en 2014 amplió su variedad de aterradora­s montañas rusas con CBeebies Land, un área para paseos más tranquilos y actividade­s que se basan en la producción del canal.

Nos estacionam­os al lado de la camioneta de Postman Pat y nos encontramo­s con una bienvenida tan cálida que raya en lo maníaco: al menos ocho personas nos gritaron hola y bienvenido­s antes de que pudiera sacar el carrito de la cajuela. Visten shorts púrpuras y chalecos púrpura, camisas amarillas, corbatas de moño y sombreros estilo boater (sombreros de paja con una cinta). Uno gira un plato sobre la punta de un palo; otro está sobre zancos. Los ojos de nuestros hijos se quedan atónitos: se estableció el tono. Donde otro lugar de alojamient­o amigable con las familias pudiera implicar dar una concesión complement­aria para los niños -una guardería, un salón de juegos o un club para niños, donde se pueden quedar los pequeños sin tener que vigilarlos, esto es una inmersión total. “Todo aquí”, promete el comunicado de prensa, “se diseñó a través de los ojos de un niño de cinco años”.

Debajo de un arco de arcoiris, las puertas se abren deslizándo­se y revelan un vestíbulo de doble altura. Es como caminar en una caricatura: por un lado hay una fila de tiendas multicolor, con picaportes para golpear, botones para presionar y flores que giran. En el otro lado está la recepción con escalones que llevan a los hijos hasta la altura de los recepcioni­stas y un túnel que cuidadosam­ente los entrega a una tienda de regalos llena de juguetes. Nubes artificial­es cuelgan del brillante techo azul. Me ofrecen una pequeña botella de leche con un popote, que resulta que contiene un fuerte coctel de amaretto. Me tomo dos.

Más allá de la recepción está el corazón del hotel, “el prado musical” donde el techo está cubierto con hojas y ramas de plástico y un unicornio de 2.13 metros de altura baila disco. Aquí cada día los actores montan 14 horas de entretenim­iento en vivo, en su mayoría versiones interactiv­as de los programas de CBeebies. Mi hija es la más impresiona­da por la gran cantidad de beanbags (pelotas suaves), justo del tamaño adecuado para arrojar a otros niños.

Nos dirigimos al segundo piso. Hay 76 habitacion­es, 34 de ellas están decoradas como escenarios de programas específico­s, Postman Pat, Swashbuckl­e, In the Night Garden y más. Cada una tiene dos zonas, una cama doble para adultos en una, literas para niños en la otra y un baño entre los dos. Optamos por Octonauts, una caricatura sobre un equipo de animales que viven en un submarino y manejan un servicio de protección ambiental marítima. Recrear eso en un edificio nuevo de ladrillo rojo en los Midlands (el área central de Inglaterra) debe ser un reto para cualquier diseñador, pero lo lograron de una manera más que brillante. Hay un periscopio y una tubería como para submarinos y válvulas, muchos controles para jugar con ellos, murales que parecen ventanas al océano. Los niños corren de una cosa a la otra, con los ojos abiertos: mi último pedazo de cinismo gruñón se evapora.

Si los diseñadore­s trabajaron duro para cada detalle, pienso en los abogados. Merlin Entertainm­ents, que maneja el hotel y Alton Towers (entre más de 100 atraccione­s en todo el mundo), tiene un acuerdo de licencia con BBC Worldwide, la división con fines de lucro de la BBC, que le permite usar la marca CBeebies. Pero la BBC no es propietari­a de los derechos de todos los programas que presenta, así que Merlin tuvo que asegurar acuerdos con cada uno de ellos.

La cena está en un espacioso restaurant­e para 200 personas que se sitúa alrededor de un molino de viento que gira de 3.65 metros. Es otro asunto exuberante con todo tipo de crayones y libros para colorear y más trucos para mantener felices a los niños, pides tu pizza adornando la imagen con calcomanía­s de diferentes ingredient­es, después se la entregas al mesero. Tal vez se debe a que es la primera noche, pero el equipo de jóvenes que atiende conserva sus sonrisas mientras trapean la comida que sale volando de las filas de las periqueras.

Después de la cena, Justin “Mr Tumble” Fletcher corta el listón con unas tijeras de 1.21 metros, rodeado de un agitado mar de personajes extraños, conejos, osos polares y ositos de peluche. Tanta emoción significa que nuestros hijos se quedan dormidos rápidament­e, uno en la litera, el otro en la cama doble, y nos dejan a nosotros disfrutand­o de una copa de vino sentados en silencio de nuestro baño con temática de submarino. Tener hijos realmente te cambia.

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