MEMORIA FOTOGRÁFICA DE SITIOS HISTÓRICOS El lado hermoso de las ruinas en el olvido
Durante los últimos 14 años, el ingeniero Édgar Montalván se ha dedicado a registrar los vestigios de antiguas edificaciones en el centro del país
Se le ve muy deteriorado, muy vulnerado en los muros de su torre, la única parte que permanece en pie, sostenida por tres columnas, mientras que su nave principal está derruida. Es el ex templo de la Hacienda del Mezquite, en Fresnillo, Zacatecas, un monumento histórico.
El casco de la Hacienda de San Mateo de Valparaíso está destruido, su templo está en pie, pero muy golpeado. Pese a ello, ambos inmuebles tienen un gran valor arquitectónico, histórico y cultural.
La primera etapa de construcción de estas edificaciones inició en 1638, pero fue hasta 1704 cuando las adquirió el noble español Fernando de la Campa y Cos, de donde se deriva su título nobiliario: conde de San Mateo de Valparaíso, quien en su momento de gloria fue dueño de extensas zonas en los actuales estados de Zacatecas, Jalisco, Durango y San Luis Potosí.
Las imágenes que de estos monumento ha tomado Édgar Montalván, investigador de la Junta de Monumentos Coloniales, como parte de un proyecto personal desarrollado con sus propios recursos, demuestran que éste y otros 33 inmuebles construidos o intervenidos por De la Campa y Cos “lamentablemente se encuentran en las mismas condiciones de abandono y peligro de desaparecer por la falta de sensibilidad de algunas autoridades y la ignorancia que les impide ver lo importante que son para la historia. Igual suerte tienen otras decenas de construcciones de diferentes dueños”, dice a MILENIO.
Algunas de esas edificaciones son la primera iglesia de El Mezquite, también en Fresnillo; la Capilla de Guerreros, que perteneció a José de la Borda, en el municipio de Guadalupe y de la que queda ya casi solo la cimentación; el antiguo Cementerio de Saín Alto, del siglo XVIII, cuyo arte fúnebre ha sido vandalizado; la Hacienda del Carro, en el municipio Villa González. “Todos en muy malas condiciones”, expresa Montalván. Con este proyecto fotográfico, que inició en 2003 y que ha dado como resultado un acervo de 30 mil imágenes, el autor ha documentado la existencia y estado de destrucción de 150 iglesias, capillas y más de 110 cementerios construidos entre el siglo XVI y principios del siglo XX, todos ellos ubicados tanto en los 58 municipios de Zacatecas como en otras 60 demarcaciones de San Luis Potosí, Aguascalientes, Coahuila, Durango y Jalisco.
Con una selección de ese material Montalván organizó un libro digital titulado Lejanas sombras de invierno, 450 páginas con alrededor de mil fotografías a color. Una prueba de esta publicación se encuentra ya en Editorial Porrúa en espera de poderse editar físicamente, explica el autor.
Montalván también organizó una exposición itinerante que se ha presentado en varios estados desde el 12 de abril de 2016. También titulada Lejanas sombras de invierno, la muestra consta de 57 fotografías de 40 por 33 cm, y siete de 120 por 21 cm, en las que plasmó su recorrido por las iglesias y cementerios de las zonas mencionadas. “Es un homenaje a los hombres de aquí y allá, para poder mostrar el lado hermoso de lo olvidado”, mencionó el autor.
Ahora trabaja en promover la organización e implementación de La ruta Fernando de la Campa y Cos, que busca unir los 33 puntos de la obra de este impulsor como un itinerario de rescate en los municipios de Valparaíso, Fresnillo, Sombrerete, Morelos, Nieves, Pánuco, Trancoso, Villa González Ortega y parte de Cuauhtémoc, donde el noble español edificó haciendas, panteones y templos.
Un proyecto más es la novela Diego de Ibarra y el Cristo que se arrastra. Miembro de la segunda oleada de conquistadores y fundador de lo que hoy es Zacatecas, ese personaje provenía de una familia muy religiosa, por lo que la historia aborda la lucha interna entre lo religioso y lo profano que marcan la vida de esta figura de la Colonia, que ha podido conocer y estudiar como consecuencia de sus investigaciones arquitectónicas e históricas.
Montalván, ingeniero electrónico que se ha dedicado al urbanismo y la fotografía, comenta: “Este acervo se está perdiendo y nadie dice nada porque nadie cobra conciencia de que así se pierde la memoria para las generaciones que vienen. Insistiré con mi trabajo difundiéndolo; no puedo hacer marchas, plantones o huelgas, pero sí tocaré puertas y difundiré el material para que al menos alguien sepa que eso existió”. M