Xi advierte que China tiene a su ejército preparado
Afirma que pese a que “aman la paz” están listos para repeler agresiones o invasiones
El presidente chino Xi Jinping afirmó que China ama la paz, sin embargo está lista para defenderse de cualquier agresión que atente contra su integridad, soberanía y seguridad, en un discurso por el 90 aniversario del ejército. “El pueblo chino ama la paz. No buscaremos nunca una agresión o una expansión, pero tenemos confianza en que, si se da el caso, venceremos a los invasores”, advirtió Xi, según reporte de la agencia estatal de noticias Xinhua.
En la ceremonia por la fundación del Ejército de Liberación Popular (PLA), celebrada en el Gran Palacio del Pueblo en Pekín, el mandatario señaló que China nunca comprometerá su soberanía, seguridad o desarrollo intereses. “No dejaremos que ningún grupo de personas, organización o partido político divida ninguna parte del territorio chino en ningún momento o de ninguna manera”, aseveró el también secretario general del Comité Central del Partido Comunista de China (PCCh) y presidente de la Comisión Militar Central (CPC).
El ejército, añadió, debe firmemente salvaguardar el liderazgo de la CPC y el sistema socialista, proteger la soberanía nacional, la seguridad y los intereses del desarrollo, así como la paz regional y mundial.
El mandatario también instó a su ejército a concentrarse en la “preparación de la guerra para forjar una elite y una fuerza poderosa que siempre esté lista para la lucha, de combate y se asegure de ganar”. “Hay varios medios y opciones para salvaguardar la paz y la seguridad y evitar la guerra, pero los medios militares deben seguir siendo la garantía final”, indicó Xi.
Estas declaraciones tienen lugar mientras los ejércitos indio y chino mantienen desde más de un mes un tenso cara a cara en una disputada región fronteriza, en una estratégica zona del Himalaya situada al oeste de Bután.
Pekín también mantiene una compleja relación con otros vecinos en el mar de China Meridional, cuya soberanía reclama casi en su totalidad.
El gobierno comunista reivindica también la soberanía sobre Taiwán, gobernada de forma separada desde 1949. Pekín se reserva el derecho de recurrir a la fuerza en el caso de que la isla proclame oficialmente su independencia. m
Para los que venimos de dictaduras, asistimos desde Argentina al sangriento derrocamiento del presidente socialista chileno Salvador Allende en 1973 y, en la Nicaragua revolucionaria de 1979-1990, vivimos en carne propia el fracaso de un proyecto doblegado por el intervencionismo de Estados Unidos, pero también por la corrupción de una parte de su liderazgo —hoy devenido nueva dinastía—, aprendimos el valor de la democracia. También lo aprendió la izquierda de los años 70 en Sudamérica, que llegaría al poder tres décadas después reconvertida en fuerza política electoral, tras ser casi diezmada por las asonadas militares con que las derechas siempre han sabido silenciar a la oposición. Desde comienzos del siglo XX, América Latina ha sumado medio centenar de golpes de Estado, el primero de éstos precisamente en Venezuela, en 1908.
También aprendimos la importancia de aquilatar las reglas del juego democrático como única forma posible de convivencia, lo que no hizo el presidente Nicolás Maduro al desconocer el triunfo de la Mesa de Unidad Democrática en 2015, cuando ganó la mayoría del parlamento en legislativas libres y limpias. Con ello, el madurismo violentó la voluntad popular en nombre de su proyecto de “socialismo del siglo XXI” que, como afirma la poeta nicaragüense Gioconda Belli, sí mejoró con Hugo Chávez la vida de muchos venezolanos, pero hoy “se ha hecho trizas”.
Ninguna intervención de Washington en Venezuela —con amagos tan evidentes como la deriva autoritaria de Maduro—, puede justificar la represión masiva. Tampoco la imposición de una Constituyente, que debió ser convocada por referendo y que el domingo fue rechazada por casi 60 por ciento de los venezolanos, según cifras oficiales que hablan de 41.5 por ciento de participación.
Estamos con la procuradora chavista Luisa Ortega cuando denuncia la “ambición dictatorial” de Maduro, a sabiendas de que también “vendrán por mi cabeza”, así como por la de los diputados opositores, advertidos ya de que perderán su inmunidad. Pero esto solo llevará al madurismo a su propio aislamiento interno e internacional… lo que a estas alturas es quizá lo que pretende, para seguir gobernando con total impunidad. m