“ME GUSTA ESE SACRIFICIO DE LA ETERNIDAD POR EL INSTANTE”, DICE Novo, “militante de la intrascendencia”: Fabre
En su libro reciente Escribir con caca el ensayista analiza la poesía satírica del miembro de los Contemporáneos, porque allí ve su obra más radical
El poeta y ensayista Luis Felipe Fabre explica así su aseveración: en Salvador Novo hay una manera de entender la poesía muy distinta a como se la entendía en esa época: la de los Gorostiza queriendo escribir grandes poemas y apostar por la posteridad, mientras la obra satírica de Novo se definía por el día con día, “en joder al enemigo, en reírse de tal cosa o escribirle un poema de cumpleaños a alguien. A mí me gusta ese sacrificio de la eternidad por el instante”.
Fabre hace una reflexión ensayística sobre la poesía satírica de Novo en los textos reunidos en el libro Escribir con caca (Sexto Piso, 2017), aunque no hace a un lado otros elementos de su vida y de su obra, de distintas formas entrelazadas. “La primera es una poesía de vanguardia que ya hubiesen querido los estridentistas. Creo que ‘Never Ever’ se adelanta mucho a Haroldo de Campos, por ejemplo, o los sonetos satíricos, que es donde más me concentro, también le comen el mandado a lo que luego hará Severo Sarduy. Me interesó trabajar con la obra que se consideró más de ocasión, menor, que es justamente la satírica, la menos conocida y que ni siquiera está en su Poesía reunida”, comenta Fabre.
Según él, existe la sensación de que como es humorística y de ocasión, es una obra menor; pero, por el contrario, “veo ahí tal vez la obra más radical de Novo, donde se refleja de mejor manera su apuesta por la intrascendencia. Su obra es posible leerla para otras cosas, a pesar de él mismo. Se convirtió en un militante de la intrascendencia”. El acercamiento de Fabre al literato comenzó a partir de la lectura, pero encontró una empatía con el integrante de los Contemporáneos que lo llevó a buscar una mirada distinta: “Novo me cae bien”, dice el ensayista, quien asegura que no se ha estudiado tanto al poeta y mucho menos al poeta satírico. “Novo fue muchas cosas y creo que él es su propia competencia: generalmente la gente se va por el gran cronista o prosista, que lo es, y como en el grupo de los Contemporáneos había otros grandes poetas, como que se repartieron los dones. “Es un poeta espléndido y maravilloso, para mí el más moderno de todos los de esa generación: el más vanguardista formalmente, quien además tiene un registro muy amplio de estilos y formas, que igual escribía un soneto que un poema de vanguardia. El poeta es Villaurrutia o Gorostiza, y el cronista es Novo. Tal vez ninguno de ellos escribió ni renovó la crónica en México como él”.
Pero también es cierto que el poeta se construyó una imagen a su alrededor que lo acompañó prácticamente hasta el último de sus días: si Óscar Wilde decía “he “Fue de los primeros en fijarse en la cultura popular; sería impensable Monsiváis sin él” puesto el genio en mi vida y en mi obra solo mi talento”, Salvador Novo siguió esa escuela, donde resultaba importante generar un personaje. “Sí hay una especie de juego de espejos entre la imagen y el texto, por eso empiezo hablando de Novo como imagen, pero a veces —como a todo Narciso— ésta te come. Ese pudo haber sido uno de los riesgos que tomó Novo y por ello resultaba indispensable enfrentarse a él: mirar su imagen y darse cuenta de que también está hecha de texto”.
En muchos sentidos Salvador Novo encarna lo expulsado del cuerpo social: en un principio pudo haber sido su homosexualidad, pero al final también su cercanía con el poder, lo que lo convirtió en un indeseado, en una mierda. “Paz lo dijo tanto por lo escatológico —no hay poeta alguno tan escatológico en México, un país de biempensantes— como por su poesía: ‘No escribió con sangre, sino con caca’, como una manera de descartar a Novo, porque el personaje y su poesía satírica encarnan lo que se expulsa del cuerpo”.
Uno de los objetivos de Fabre con Escribir con caca fue tratar de mostrar el lugar que ocupa Novo en la cultura mexicana, desde su perspectiva mucho mayor del que pensamos, porque logró rebasar ese espacio de lo meramente literario para estar en la cultura. Incluso hay una parte de nosotros que está conformada por su obra.
“Fue de los primeros en fijarse en la cultura popular, e incluso sería impensable Monsiváis sin él. La idea que tenemos de la Ciudad de México empezó a ser inventada por Novo; entonces, aun cuando no lleve su crédito, creo que está presente en la sociedad, por no hablar lo que significó ser de los primeros homosexuales públicos que hacían de su preferencia un performance constante. Estoy convencido de que su presencia volvió a esta sociedad más flexible y amplia”. M