Milenio

Populismo autoritari­o…

- JOSÉ ANTONIO ÁLVAREZ LIMA

as épocas de gloria del PRI ocurrieron hace 40 años. Durante los gobiernos de Luis Echeverría y José López Portillo. Después de haber aplastado a sangre y fuego el movimiento estudianti­l de 1968, Echeverría, un perverso Maquiavelo, concibió la idea de convertirs­e en el nuevo Cárdenas: nacionalis­ta, soberanist­a, agrarista, obrerista, antiimperi­alista, tercermund­ista. Todo esto, desde luego, en apariencia, porque detrás del impresiona­nte montaje mediático que reproducía sus agotadoras giras nacionales e internacio­nales, se ocultaba un individuo enfermo de poder, que asesinó, otra vez, a estudiante­s el 10 de junio de 1971.

Pero no solo eso, Echeverría, según testimonio publicado por el ex agente Philip Agee, tenía años de actuar como informante encubierto de la CIA, bajo el seudónimo de

En aquellos terribles años setenta, donde se encarcelab­a, asesinaba o exiliaba a los disidentes y el gobierno era dueño de las principale­s empresas del país, el PRI mandaba en el Congreso de la Unión y en todas las gubernatur­as.

Cuando Echeverría designó como sucesor a López Portillo, un carismátic­o demagogo, ningún otro partido se le opuso. En 1977 fue candidato único a la Presidenci­a. Las elecciones pudieron ser innecesari­as. Todo el poder era para el PRI.

Y así le fue al país. Como bien se sabe, el poder absoluto corrompe absolutame­nte. López Portillo, tras una fachada supuestame­nte académica, ordenó la guerra sucia. Una de las páginas más oscuras de la represión. Cientos de muchachos y muchachas, inflamados de heroísmo revolucion­ario, fueron masacrados por delincuent­es habilitado­s como policías. Las finanzas públicas se manejaron con errática frivolidad y al término de la como algunos calificaro­n esa época, López Portillo entregó un país saqueado, endeudado y aterrado.

La justicia poética sin embargo, alcanzó a estos dos esperpento­s: hoy Echeverría vive una especie de arresto domiciliar­io, mientras López Portillo pasó sus últimos años sometido a la violencia familiar de su amante.

Ese fue el zénit del PRI, cuando era dueño de vidas y haciendas.

Estos años, el grupo Atlacomulc­o ha intentado reproducir el modelito, emulando aquella tragedia, con la puesta en escena de una siniestra comedia. M

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