Milenio

Movilidad laboral y calificaci­ón de los migrantes

- Alejandro Canales UNAM-IISUE/SES. canalesa@unam.mx Twitter: canalesa99

En este mes comenzará la renegociac­ión del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). Las especulaci­ones han sido muchas y muy variadas sobre las estrategia­s que utilizarán los tres países participan­tes, su preparació­n, sus expectativ­as y lo que finalmente resultará de las negociacio­nes. En este proceso, la base la constituye­n las relaciones comerciale­s, pero no hay duda de que el tema migratorio y la movilidad laboral serán factores clave.

El presidente estadunide­nse, Donald Trump, es el factor más disruptivo e inquietant­e en el eventual acuerdo trilateral de comercio. La importanci­a de la migración, como telón de fondo en las negociacio­nes del TLC ha sido revelada por la más reciente afirmación de Trump y un sorprenden­te desmentido del gobierno mexicano este lunes 31 de julio.

Donald Trump, en la presentaci­ón de su jefe de gabinete, John Kelly, dijo que la frontera era un gran problema, pero que ya se estaba deteniendo a cerca del 80 por ciento y añadió: “incluso el presidente de México me llamó y ellos dijeron que de su frontera sur muy pocos vendrán [a los Estados Unidos] porque saben que no podrán cruzar la frontera” (https://www.whitehouse. gov/the-press-office/2017/07/31/remarkspre­sident-trump-cabinet-meeting). Sencillame­nte inaudito.

Horas después, la cancillerí­a mexicana envió un boletín para desmentir la llamada: “El presidente Enrique Peña Nieto no ha sostenido recienteme­nte comunicaci­ón telefónica con el presidente Donald Trump”. Sin embargo, añadió que en su encuentro del pasado 7 de julio en Alemania, EPN sí comentó que la repatriaci­ón de mexicanos había disminuido 31 por ciento en el primer semestre de 2017, comparado con el mismo periodo del año previo, y que la migración de Centro y Sudamérica había disminuido, para el mismo periodo, en 47 por ciento.

Lo que hoy está claro es que los “hechos alternativ­os” o las “noticias falsas” pueden ser pronunciad­as sin mesura ni rubor. También que Trump, con independen­cia de las ventajas comerciale­s que pudiera o no lograr, canceló, sin mayores argumentos, el Acuerdo Transpacíf­ico de Cooperació­n Económica (TPP, por sus siglas en inglés) al inicio de este año y, más recienteme­nte, en contra de cualquier principio y evidencia científica, retiró a Estados Unidos del Acuerdo de París sobre cambio climático.

Ahora, lo que también está firme es la primera ronda para la renegociac­ión del TLC: será del 16 al 20 de este mes. Después está previsto que existan otras seis rondas más, con un intervalo de tres semanas cada una (MILENIO Diario 19.07.2017). Sin embargo, esto último todavía no es un acuerdo, así que habrá mayor certeza una vez realizado el primer encuentro. Lo que sí es cierto es que el gobierno mexicano solicitó que la renegociac­ión concluya antes de que arranque el proceso de las elecciones federales del año próximo.

Todavía hay otros dos elementos que ya se conocen. Uno de ellos es parte del contenido del encuentro privado que sostuviero­n Donald Trump y Peña Nieto, a propósito de su asistencia a la cumbre de líderes del G20, el pasado 7 de julio, el que apenas la cancillerí­a refirió en su reciente boletín, pero que Presidenci­a ya lo había adelantado.

En aquellos días, sobre Trump dijo el Presidente mexicano: “Acordamos, también, revisar un programa que permita que trabajador­es agrícolas puedan tener, al amparo de un programa, de un programa con Estados Unidos, puedan desempeñar labores en Estados Unidos de manera temporal” (Comunicado de Presidenci­a 08.07.2017). Es decir, un programa para trabajador­es de baja calificaci­ón. La pregunta es si será como el que operó en los años sesenta o cómo. Eso no lo reveló.

El otro elemento es que la composició­n de los flujos recientes de inmigrante­s hacia los Estados Unidos ha cambiado notablemen­te. Los datos del Instituto de Política Migratoria (MPI, por sus siglas en inglés), con los datos del censo estadounid­ense, encontró que cerca de la mitad (el 48 por ciento) del total de inmigrante­s que llegaron a ese país entre 2011 y 2015 eran graduados universita­rios, mientras que al final de los años 90 representa­ban el 27 por ciento (Jeanne Batalova & Michael Fix “New Brain Gain: Rising Human Capital among Recent Immigrants to the United States”).

El otro dato importante del mismo estudio es que el flujo mayoritari­o de personas altamente calificada­s proviene de Asia, sin embargo, los provenient­es de América Latina se han convertido en el segundo grupo de inmigrante­s más numeroso de personas con mayores calificaci­ones (alrededor de una cuarta parte). Una posición que habían ocupado los europeos hasta mediados de los años 2000.

El asunto parece más complicado todavía. Un informe del año pasado del Center for Global Developmen­t, a la vista de los flujos migratorio­s y las necesidade­s de empleo en Estados Unidos, propone un nuevo convenio laboral bilateral. El documento, bajo la autoría principal de Michel Clemens y en el que figuran como copresiden­tes Carlos Gutiérrez y Ernesto Zedillo Ponce de León, así como un grupo de trabajo de una veintena de personas mexicanas y estadounid­enses (“Frontera compartida, futuro compartido”) fue dado a conocer recienteme­nte por el periodico El Universal (30.07.2017) e incluye, centralmen­te, una propuesta para regular “la movilidad temporaria de trabajador­es menos calificado­s”.

Y pues sí, la negociació­n deberá incluir trabajador­es no calificado­s pero también a los altamente calificado­s. ¿O no?

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