El legado brasileño en el PSG
De la negativa de Pelé a jugar en París hasta la consagración de Raí Souza y el paso fugaz de Ronaldinho
Eran mediados de 1970, cuando un nuevo club francés tenía una encomienda descabellada. Se trataba del París SaintGermain, una entidad recién formada cuyos directivos veían posible el fichaje de un jugador brasileño que un par de meses atrás se había consagrado campeón del Mundo en México. Pelé era el objeto del deseo del PSG, pero la respuesta del astro fue simple y contundente: ‘No’. Cada uno siguió su camino. El equipo competiría en el máximo circuito a partir de 1974.
Al año siguiente de su estreno, con el equipo ya encaminado a lo que pretendían, consiguiendo éxitos de a poco y esperanzados en lograr el clímax deportivo tarde o temprano, el PSG sorprendió con el fichaje de Joel Camargo, un brasileño que compartió generación con Pelé, que también se había consagrado en la cancha del estadio Azteca; se trataba de un defensor central que iba bien en el juego aéreo y de óptima técnica individual; aunque solo permaneció un año. Con él, inicio el andar de futbolistas cariocas que hoy tienen a Neymar como el traspaso más caro en la historia.
Ya en la Primera División francesa, el PSG fue ganándose el respeto del público, consiguiendo adeptos, a la par de crecer como un contendiente serio para aspirar al título de Liga, mismo que llegaría hasta 1986 y de manera sorpresiva; por entonces, los campeonatos de Copa eran el único bálsamo para la afición parisina, que veía en su equipo la posibilidad de pelear por más… Los altos mandos sabían que, para seguir en ascenso, requerían de un referente, de un futbolista, más que mediático, eficiente, con la capacidad para conducirlos a otras dimensiones.
Fue en ese momento cuando el eterno idilio del PSG con el balompié brasileño arrojó a un candidato: Raí Souza, un desequilibrante centro delantero, que era constante con su selección y que, a sus 28 años (1993),