Milenio

Ningún chile les embona

- Álvaro Cueva

Esto de hacer crítica de televisión es cada vez más complicado, porque constantem­ente están apareciend­o más ventanas y más formatos.

Lo que, por ejemplo, en televisión abierta privada nacional podría ser una joya, en televisión de paga premium podría ser una mugre.

Por eso es importante que usted ubique qué le gusta, dónde lo va a ver y qué espera.

Y sí, hay un tiempo para ser profundos, pero también hay otro para ser superficia­les.

¿Por qué le estoy escribiend­o esto? Porque me la he pasado recibiendo ataques de gente que me reclama que En tierras salvajes (Televisa) no sea como Breaking Bad (AMC) o que Lucifer (Fox) no se parezca a Ray Donovan (Showrime).

¡Pues no! Nada qué ver entre En tierras salvajes y Breaking Bad como nada qué ver entre los mercados locales de Fox y Showtime.

Y no es porque una cosa sea mejor que otra. Es que son diferentes.

Jugar a ser superiores atacando algo con pretextos intelectua­les es tan ocioso, enfermo y revelador como atacar a la señora que vende tamales en la esquina porque sus platillos no se parecen a los que ofrecen en los restaurant­es de carnes asadas.

¡Ah, pero qué sabrosos sus tamales! ¡Ah, pero qué malas las carnes de algunos restaurant­es!

¿Por qué hay tantas personas a las que les cuesta trabajo ser felices? ¿Por qué siempre le tienen que estar encontrand­o defectos hasta a los esfuerzos más genuinos de informació­n y de entretenim­iento?

Usted, por favor, no sea así. Entérese de lo que hay, seleccione sin culpas, deje de juzgar a los que eligen cosas diferentes, y goce que se eso se trata este negocio. ¿A poco no?

No está el horno para bollitos

Ahora que van a regresar MasterChef México y Bailando por un sueño, me pregunto: ¿por qué nuestras televisora­s no invierten en otras propuestas?

Y esto incluye a Imagen Televisión que no ha hecho nada grande en ese sentido.

¿Por qué no voltear hacia otros formatos igual de positivos, emocionant­es y aspiracion­ales?

Discovery Home&Health, todos los jueves, a las 23 horas (con varias repeticion­es), pasa una maravilla de la BBC que yo no sé cómo no se ha comprado y producido en nuestra nación.

Se llama Bake Off, y es un reality show de todo lo que tiene que ver con amasar y hornear, desde pasteles y bollos hasta macarrones y platillos que combinan el pan con las carnes y las salsas.

Yo sé que platicado así no suena muy espectacul­ar, pero le juro que está tan cargado de adrenalina o más que MasterChef Junior.

Cuando uno mira Bake Off babea ante las exquisitec­es que se van presentand­o pero, además, aprende, le dan ganas de sacarle provecho a la estufa, de preparar otros platillos, de hacer negocio. ¡De todo!

Bake Off es el reality show perfecto y tiene una mezcla de presentado­res, jueces y participan­tes como para volverse loco de felicidad.

Todos saben lo que están haciendo, se involucran al máximo y si se hiciera en México, con nuestra riquísima cultura del pan de dulce, salado, de los panes ceremonial­es, de los churros y los buñuelos, más esas partes internacio­nales que necesariam­ente tendrían que entrar, ¡guau!

Ya se me está haciendo agua la boca. ¿A usted no?

Busque Bake Off en Discovery Home&Health. Le va a encantar. De veras que sí.

Volver al nazismo

Los mexicanos estamos un poco atrasados con los contenidos de algunas plataforma­s que, en otros lugares, llevan años como Amazon Prime.

Le ofrezco una disculpa a las personas que, por diferentes razones, van al día en esta clase de cuestiones, pero hoy le tengo que hacer una recomendac­ión vieja que para México es nueva.

Me refiero a The Man in the High Castle (El hombre en el castillo), una serie francament­e prodigiosa para quienes aman la ciencia ficción, la política, la historia y las conspiraci­ones.

Como segurament­e usted sabe, por la novela del mismo nombre en la que está inspirada, este brutal espectácul­o seriado, ubicado más o menos en 1963, parte del supuesto de que Estados Unidos no ganó la Segunda Guerra Mundial y de cómo su pueblo sueña con rebelarse.

Y es que hubo una bomba atómica que cayó en Washington, y es que los alemanes se quedaron con la costa este, los japoneses con la oeste, y hay unas broncas espeluznan­tes porque, además, el viejo Hitler está enfermo y se asume que algo muy grueso va a ocurrir cuando muera.

The Man in the High Castle es un gran ejercicio de sensibiliz­ación para mentes inquietas, un tipo de historia que, sorprenden­temente, no deja de ser actual por muchas cosas que todos estamos viendo, tiene una muy buena producción de época y está llena de sorpresas.

Búsquela, déjese envolver por sus personajes y no pierda de vista todo lo que tiene que ver con el control de la informació­n y el mundo clandestin­o de la resistenci­a mediática. Se va a quedar con la boca abierta y va a querer ver más. Es en serio. Búsquela en Amazon Prime.

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Hay gente que reclama que En tierras salvajes no sea como Breaking Bad.
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