Milenio

LOS NOVATOS QUE GOBIERNAN LA LIGA

Tanto en Primera División como en el Ascenso, son dos jóvenes directores técnicos quienes tienen a sus equipos en la cima de la clasificac­ión general

- Rubén Guerrero Atilano/ Ciudad de México LA

Hay varias aristas que unen las vidas de dos estrategas que este Apertura 2017 han tenido la mayor encomienda laboral y futbolísti­ca de sus carreras. Tanto Rafael Puente del Río, como Diego Ramírez, cuentan con el respaldo de un papá que jugó en los mejores niveles posibles al balompié nacional y que después, como ellos, se convirtió en entrenador; también, tienen a la juventud de su lado y con ella, se incrementa el mérito de sus logros y hoy, están al frente de dos escuadras que lideran con autoridad las clasificac­iones del máximo circuito y del Ascenso.

Son diferentes las circunstan­cias, pero un mérito similar en cuanto a su labor desde el área técnica. Cumplidas las primeras tres jornadas del semestre, inesperada­mente, estos novatos en sus categorías reparten cátedra del dominio de su plantel y sus jugadores exhiben la mejor conexión posible con el ideal futbolísti­co que su entrenador pretende en la cancha; Puente y Ramírez, son, además, una brisa de renovación para una baraja que en las dos divisiones, casi siempre tiene a los mismos encargados del timón. Sus historias son dignas de contarse.

A Rafael Puente del Río nadie le quitaba la idea de la cabeza, de que su lugar pertenecía al terreno de juego. Después de algunos años como jugador, pero escasa actividad, decidió retirarse, para emprender nuevos horizontes de preparació­n, que también lo condujeron a los medios, a convertirs­e en analista de televisora­s como TDN y de ESPN; luego de una breve estancia en la directiva de Chivas, entre 2014 y 2015, sorprendió a más de uno cuando tomó las riendas de Lobos BUAP, un cuadro inédito en el Ascenso, en octubre del año pasado. Casi nadie le prestó importanci­a al suceso.

Sin embargo, luego de estabiliza­r el curso que llevaba la escuadra poblana, depuró el plantel y le imprimió su sello: velocidad y goles, para conducir a Lobos a la final por el pase a la Primera División, en la que se midió y venció a Dorados, que entonces dirigía Gabriel Caballero. De manera sorprenden­te, en casi seis meses, Puente del Río había convertido al cuadro de la BUAP, de un espectador de las Liguillas en su división, al campeón del CL17 y nuevo integrante de la élite. Había pasado todo muy rápido.

Y aunque se le cuestionar­on sus refuerzos, pues priorizó la presencia de jugadores que estaban en el olvido, se arropó de futbolista­s con una revancha, Rafa Puente se enfiló al debut en Primera con seguridad… Después de sus tres iniciales duelos, suma dos triunfos, un empate, nueve goles a favor y ha dejado en claro que la idea que profesó en las eternas tertulias de debate, tenían un trasfondo de conocimien­to que ahora, sigue haciendo soñar a Lobos BUAP, el líder del semestre y la mejor ofensiva hasta el momento.

El relato de vida de Diego Ramírez es paralelo al de Puente. Ambos, contendien­tes a futbolista­s, que por unas u otras razones, demostraro­n su valía después, ya como entrenador­es. Es hijo de Chucho, aquel artífice intelectua­l del primer título Sub 17, con Giovani dos Santos, Carlos Vela y compañía… A partir del Clausura 2013, arribó al cuerpo técnico de Miguel Herrera, en el América y lo hizo como el segundo auxiliar, por detrás de Santiago Baños; en el pasado había coincidido con el Piojo en Atlante y Monterrey, cuando era jugador. Al tiempo, cobraría mayor relevancia en su nueva encomienda.

Diego, en la mayoría de las ocasiones, era el encargado de analizar a los rivales en turno, de potenciali­zar las cualidades de los propios jugadores del plantel y de abastecer a Herrera de posibilida­des tácticas y puntos de vista. Cuando Miguel se marchó a la selección, se llevó a Ramírez, con idénticas funciones; después del episodio polémico del Piojo, su cese y su retorno, pero con Tijuana, de nuevo apareció el joven estratega para acompañarl­e, pero ya como su auxiliar principal. Y funcionó, tan bien como en Coapa o el Tri.

Con la nueva incorporac­ión de Herrera al América, Diego tuvo una disyuntiva en su camino y decidió seguir su trayectori­a en solitario. Los buenos resultados al lado de Miguel y la proyección que representa Ramírez, le abrieron las puertas de Dorados, el otro club de Grupo Caliente y en 270 minutos de actividad, marcha con paso perfecto, en la cima de la clasificac­ión, siendo la mejor ofensiva, con ocho dianas.

“Soñaba con esto desde que era jugador y agradezco a todos los que han estado y estuvieron en el camino para llegar hasta aquí; no pienso dejar de trabajar, ni de entregarme noche y día... Han sido años de aprendizaj­e constante, de muchos sacrificio­s de por medio. Agradezco a mi padre y a Miguel Herrera, por todos sus consejos”, comentó en su presentaci­ón.

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Diego Ramírez y Rafa Puente del Río renuevan la baraja de estrategas

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