Pizarro es el goleador fantasma
Cuando Carlos Gullit Peña salió de Chivas, Matías Almeyda pidió al mejor volante posible, con similares condiciones, y lo encontraron en Rodolfo Pizarro; el ex tuzo crea, se asocia, se habilita, retiene el balón, tiene buen pie para hacer jugar al compañero y por si fuera poco, hace goles, dos de los tres que ha marcado el equipo han sido de él.
Pizarro ya suma ocho goles desde que llegó a Chivas, seis Liga y dos en Liguilla, en 18 partidos disputados, hay que recordar que este elemento se perdió algunos compromisos por una lesión muscular cuando visitaron al Morelia.
La clave para que Pizarro esté en contacto con las redes enemigas es que se sabe mover entre los contenciones rivales y llegando de la segunda línea aprovecha que sus delanteros le jalen las marcas y suele definir con criterio frente a los arqueros.
Pizarro es el arma secreta para Almeyda, y es que cuando lo ficharon se pensaba en él más como un orquestador, que como goleador, pero sus números son altamente competitivos y eso provoca que el Rebaño Sagrado tenga en él a una solución al gol, ante la falta de Alan Pulido.
Pizarro logró los ocho goles en Liga con el Pachuca después de 100 partidos y es que con el conjunto de Hidalgo, primero lo ponían de extremo, pues ahí lo debutó Hugo Sánchez por allá del 2012-2013. Después, el Ojitos Meza lo solía poner hasta de lateral derecho, porque el encargado de hacer el futbol con los Tuzos era Hirving Lozano, pero fue Diego Alonso el que lo subió como interior y en su primer torneo con el técnico uruguayo Pizarro marcó cinco goles en un semestre.
Rodolfo está siendo la solución a los problemas de gol, en este arranque de año solo el Chelito Zaldívar ha mojado por los nueves del equipo, ya que Fierro, Brizuela, JJ Macías y Chofis no se han significado en el arco enemigo. Pizarro lo está haciendo con atingencia. Pagaron millones por un creativo y de pronto el Pelado Almeyda lo convirtió en goleador y referente.