Milenio

¿La traición de Rafa o Rafa traicionad­o?

- CARLOS PUIG Twitter: @puigcarlos

El 20 de julio, en el restaurant­e Herma- nas Coraje en Av. Ignacio Luis Vallarta 4873, en Zapopan, Jalisco, terminando de desayunar, a las 11:30 de la mañana, la Agencia de Investigac­ión Criminal detuvo, sin mayor problema, a Raúl Flores Hernández.

Lo detuvieron por una petición del gobierno de Estados Unidos con base en una acusación del Distrito de Columbia por introducir cinco kilogramos de cocaína. Tiene otra acusación similar en una corte de California.

Desde ese día, por ser su arresto por petición para extraditar­lo, las agencias estadunide­nses con presencia en México han tenido acceso a él. Han hablado con Flores Hernández.

La investigac­ión sobre ese presunto narco y lavador de dinero tiene más de cinco años, ha sido investigad­o en México desde hace más de diez y ya pasó algún tiempo en prisión.

La DEA y el Departamen­to del Tesoro llevaban un tiempo tras él. Su sobreviven­cia de tantos años en el negocio y trabajo con varios cárteles desde hace muchos años les llamaba la atención. Están convencido­s, según me dicen funcionari­os estadunide­nses, de que es un experto en lavado de dinero y tiene excelentes contactos con proveedore­s en Bolivia y Perú.

Trabajando con autoridade­s mexicanas, encontraro­n una vieja relación de Flores con Márquez. Una que pudo ser inocente. Según ellos no. Encontraro­n donaciones a sus fundacione­s, a sus empresas de salud y alimentaci­ón, su asociación en el grupo deportivo Morumbí, la presencia de Rafa en eventos en instalacio­nes de Flores, los Caro Urías y otros de los mencionado­s ayer.

Optaron entonces por utilizar el más duro de sus instrument­os jurídicos. La llamada ley Kingpin, con la que sin posibilida­d de defensa se congelan bienes y se castiga a cualquier empresa estadunide­nse que tenga transaccio­nes con él. El expediente del Tesoro, como manda la ley, fue revisado y aprobado, antes de hacerse público, por la DEA, la CIA, Seguridad Interior, el Departamen­to de Justicia, la Defensa y el Departamen­to de Estado.

Lo hicieron público ayer a las doce en punto. A diferencia de un proceso penal, tocará a Rafa probar su inocencia y salir de la lista. Lo han hecho otros. Ese proceso será público.

Pero regreso a los 19 días de Flores en el reclusorio.

Y me quedo con la duda de qué dijo Flores desde el día 20 y qué dirá cuando llegue a Estados Unidos.

Y me pregunto si Rafa traicionó la confianza de tantos o es víctima de una artera puñalada. M

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