El PRI, con o sin candados, es el mismo
YMarcelino Perelló fue un ave de las tempestades, nos dejó pendiente su libro del 68 mexicano. a no hay candados en el PRI. Puede ser candidato Meade. ¿Y Nuño, no? ¿Acaso no hay una desbordada campaña en radio, televisión y prensa escrita sobre los “logros educativos”? Al fin que la gente compra lo que le venden. Si dicen que la educación mejoró y si Nuño es el redentor social y artífice de semejante obra, no veo por qué no puedan postularlo. Esta reflexión la hace el profesor normalista Alfredo Villegas, tenaz crítico de la reforma educativa y defensor de las Escuelas Normales públicas. Considero que tiene razón. Da la impresión que la cuestión de quitar los candados es meramente ornamental.
Todo indica que el PRI ha sido, es y seguirá siendo una maquinaria electoral subordinada al Presidente.
Obviamente ha tenido que hacer ajustes a partir del inicio del siglo XXI, coincidente con la alternancia. Esos “ajustes”, aunque no modifican lo esencial del régimen político del anciano autoritarismo, sí están asociados, cuando menos, a tres cambios: a) la desaparición del “partido prácticamente único”, b) el debilitamiento del presidencialismo y c) un corporativismo en decadencia.
Desafortunadamente la “transición” no dio lugar a un nuevo régimen político, sino a una partidocracia, que desvirtuó el proceso democratizador a niveles críticos que han ayudado a un desprestigio inaudito de la democracia y de la misma Política.
La decadencia del régimen político tiene una percepción cotidiana en la gente. Cada escándalo, como el más reciente de Rafa Márquez, de Julión el grupero y sus vínculos con El Tío y el selfie del presidente Peña con el cantante, se encadena a los recientes escándalos del socavón, el caso del Ojos en Tláhuac y cientos de episodios semejantes.
A estas puntas del iceberg se asocian remedios redentores que ponen la carreta delante de los bueyes y que tienen a los priistas originales con los pelos de punta. A eso corresponden estas maniobras de quitar candados y tratar de darle respiración artificial al PRI, para evitar una debacle impresionante en los comicios del año próximo.
La condición de siervos de los priistas no puede hacer nada frente al mecanismo tradicional del dedazo para el candidato a la Presidencia. M