Si la elección fuera hoy
Llevo nueve semanas analizando en esta columna los spots de nuestros partidos políticos. Sí, yo sé que a mucha gente esto le puede dar hueva, pero yo creo que es todo lo contrario.
Revisar estos materiales es apasionante, escandaloso, siniestro y, ¿por qué no?, hasta divertido.
Lo invito a que repase este material en milenio. com porque le juro que se va a querer morir de la obviedad, la vergüenza, la banalidad y el cinismo.
¿Qué le puedo decir después de haber estudiado estos anuncios?
Que en ellos están las claves del rechazo que muchas personas sienten hacia ciertas autoridades.
Es como para volverse loco que nuestro Presidente, que nuestros secretarios, que nuestros gobernadores, que nuestros diputados y que nuestros senadores digan una cosa y que los spots de nuestros partidos políticos digan otra.
Por un lado: México avanza, crece, progresa. Por el otro: corrupción, “no vamos por el camino correcto”, “¡estamos hasta la madre!”.
¿A quién se supone que le debemos hacer caso? ¿Quién dice la verdad? ¿Quién nos está mintiendo?
Porque, evidentemente, si hay un contraste tan grande es porque alguien nos está engañando. ¿Pero quién?
Ningún país del mundo puede vivir en paz cuando lo están bombardeando permanentemente con esta dualidad.
Yo nada más le recuerdo una cosa: estos mensajes, por ley, están a todas horas, en todos los canales de televisión y en todas estaciones de radio de México.
Desde las zonas más educadas y privilegiadas hasta las más ignorantes y desprotegidas.
Y están afectando la economía de los medios tradicionales, y están alterando los niveles de audiencia de cada canal y de cada estación cuando se transmiten.
¿Y todo para qué? ¡Para tenernos de malas! ¡Para tenernos en la eterna polarización!
No, y no le he dicho nada, nuestros partidos no están sacándole provecho a esos espacios que el INE peleó con tanta insistencia.
La mayoría no tiene nada qué decir, rellenan esta oportunidad con producciones improvisadas y la utilizan para otras cuestiones.
¿Como cuáles? Como la promoción personal de sus presidentes de partido o de sus voceros oficiales.
¿Pero quiere que le diga qué es lo que más sobresale de esta epidemia de spots? Su vocación melodramática. Observe con detenimiento estos comerciales e invariablemente va a encontrar, en todos, un juego de buenos y malos:
Ahí está el pobrecito pueblo de México, víctima del mal gobierno, de una entidad macabra, de las enfermedades como el cáncer, del frijol con gorgojo, de Andrés Manuel López Obrador y hasta del mismísimo Donald Trump. Y allá está el partido justiciero que mágicamente cambiará su vida. ¿Oh, quién ganará?
¡Pues no que nuestras televisoras eran las culpables de todas nuestras desgracias por nutrirnos con telenovelas!
Los partidos políticos están peor de chantajistas que las telenovelas de hoy. ¡Se quedaron en el pasado!
Televisa, Tv Azteca e Imagen Televisión ya casi no producen melodramas. Nuestros partidos, en cambio, sí.
Señores: viene una temporada muy pesada para todos en términos de elecciones y comunicación política.
¿Podrían por favor recapacitar y hacer algo de provecho? Trátenos con dignidad, con respeto. No nos merecemos eso. ¿O usted qué opina? M