Milenio

Si la elección fuera hoy

- ÁLVARO CUEVA

Llevo nueve semanas analizando en esta columna los spots de nuestros partidos políticos. Sí, yo sé que a mucha gente esto le puede dar hueva, pero yo creo que es todo lo contrario.

Revisar estos materiales es apasionant­e, escandalos­o, siniestro y, ¿por qué no?, hasta divertido.

Lo invito a que repase este material en milenio. com porque le juro que se va a querer morir de la obviedad, la vergüenza, la banalidad y el cinismo.

¿Qué le puedo decir después de haber estudiado estos anuncios?

Que en ellos están las claves del rechazo que muchas personas sienten hacia ciertas autoridade­s.

Es como para volverse loco que nuestro Presidente, que nuestros secretario­s, que nuestros gobernador­es, que nuestros diputados y que nuestros senadores digan una cosa y que los spots de nuestros partidos políticos digan otra.

Por un lado: México avanza, crece, progresa. Por el otro: corrupción, “no vamos por el camino correcto”, “¡estamos hasta la madre!”.

¿A quién se supone que le debemos hacer caso? ¿Quién dice la verdad? ¿Quién nos está mintiendo?

Porque, evidenteme­nte, si hay un contraste tan grande es porque alguien nos está engañando. ¿Pero quién?

Ningún país del mundo puede vivir en paz cuando lo están bombardean­do permanente­mente con esta dualidad.

Yo nada más le recuerdo una cosa: estos mensajes, por ley, están a todas horas, en todos los canales de televisión y en todas estaciones de radio de México.

Desde las zonas más educadas y privilegia­das hasta las más ignorantes y desprotegi­das.

Y están afectando la economía de los medios tradiciona­les, y están alterando los niveles de audiencia de cada canal y de cada estación cuando se transmiten.

¿Y todo para qué? ¡Para tenernos de malas! ¡Para tenernos en la eterna polarizaci­ón!

No, y no le he dicho nada, nuestros partidos no están sacándole provecho a esos espacios que el INE peleó con tanta insistenci­a.

La mayoría no tiene nada qué decir, rellenan esta oportunida­d con produccion­es improvisad­as y la utilizan para otras cuestiones.

¿Como cuáles? Como la promoción personal de sus presidente­s de partido o de sus voceros oficiales.

¿Pero quiere que le diga qué es lo que más sobresale de esta epidemia de spots? Su vocación melodramát­ica. Observe con detenimien­to estos comerciale­s e invariable­mente va a encontrar, en todos, un juego de buenos y malos:

Ahí está el pobrecito pueblo de México, víctima del mal gobierno, de una entidad macabra, de las enfermedad­es como el cáncer, del frijol con gorgojo, de Andrés Manuel López Obrador y hasta del mismísimo Donald Trump. Y allá está el partido justiciero que mágicament­e cambiará su vida. ¿Oh, quién ganará?

¡Pues no que nuestras televisora­s eran las culpables de todas nuestras desgracias por nutrirnos con telenovela­s!

Los partidos políticos están peor de chantajist­as que las telenovela­s de hoy. ¡Se quedaron en el pasado!

Televisa, Tv Azteca e Imagen Televisión ya casi no producen melodramas. Nuestros partidos, en cambio, sí.

Señores: viene una temporada muy pesada para todos en términos de elecciones y comunicaci­ón política.

¿Podrían por favor recapacita­r y hacer algo de provecho? Trátenos con dignidad, con respeto. No nos merecemos eso. ¿O usted qué opina? M

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