El mentiroso de palacio
Son pocos los ciudadanos que creen que el 2 de julio de 2018 el nuevo presidente será del PRI. Vamos a suponer, por un momento, que contra todos los pronósticos, el 1 de diciembre de 2018 despachará y vivirá en Palacio Nacional —al puro estilo juarista— un nuevo presidente surgido del PRI.
En la misma línea imaginaria, vamos a suponer que el nuevo presidente surgido del PRI ordena realizar una encuesta para que sean los ciudadanos los que elijan a los integrantes de su gabinete, de entre un centenar de prospectos, la mayoría de ellos repudiados por la sociedad mexicana —por sus probadas pillerías—, pero seleccionados por nuestro victorioso presidente del PRI.
Sin embargo, y a pesar de las airadas protestas ciudadanas por la poca claridad de la consulta ciudadana, el nuevo presidente —del PRI, insistimos— se niega a transparentar los básicos de la encuesta para elegir a su gabinete y reitera, socarrón, que es falso que pretenda imponer a su gabinete por encima de la voluntad popular. ¡Nomás faltaba que duden de su palabra!
Imaginemos —por eso— que en respuesta a los medios que critican con severidad la manifiesta opacidad de su encuesta —para seleccionar a su gabinete—, el nuevo presidente del PRI se lanza contra esos medios, a los que llama “paleros” y “malintencionados” y parte de “las mafias” que, de tanto en tanto, “atacan” a los salvadores de la patria.
Y es que es tal la caradura de nuestro hipotético gobierno priista, que nadie sabe el nombre de la empresa que realizará la encuesta para seleccionar al gabinete del nuevo presidente; nadie conoce la meto- dología que se aplicará en la encuesta y nadie fue enterado de los reactivos que se aplicaron. Y claro, tampoco se conocen por qué tales o cuales reactivos.
Es decir, que en nuestra “pinche imaginación retorcida”, asistimos a una encuesta claramente amañada, al viejo estilo del más rancio PRI, que de nueva cuenta decepciona a millones de mexicanos que le dieron su voto —acaso el último de su historia—, al viejo partido.
Y, por si fuera poco, vamos a suponer que nuestro hipotético presidente priista designa como responsable de la encuesta al más querido y cercano de sus hijos, el cual no tiene ningún cargo en su partido y menos en el gobierno recién ganado, además de que carece de la preparación elemental en política y, sobre todo, para organizar un ejercicio demoscópico. Claro, el hijito del presidente priista decide participar gustoso para “halagar a papi”.
Peor aún, en nuestra historia imaginaria también suponemos que el presidente surgido del PRI ha dado claras muestras de que —en secreto— pretende imponer como integrantes de su gabinete, nada más y nada menos, que a sus “amigotes”; una runfla de malandrines que se han enriquecido de la política y de la peor manera posible.
Y, claro, entre el “selecto” grupo de amigos del presidente priista, que pretenden un cargo en el “gabinetazo”, hay de todo, como en botica. La mayoría, si no es que todos, son desertores de otros gobiernos en los que cometieron toda clase de tropelías, pillerías y excesos.
En realidad son “el zurrón” de la política mexicana; esa clase política que, al brindarle su apoyo incondicional y ciego al presidente del PRI, salieron purificados de todas sus pillerías.
Fueron lo peor de la política —sin duda—, pero hoy son ejemplo vivo de la purificación y la reivindicación, luego del salvoconducto a la gloria que les otorgó el nuevo presidente del PRI.
Los hay con vínculos en los peores momentos del México autoritario; perseguidores y criminales de estudiantes. Otros son presuntos culpables de matar a reputados periodistas. Menudean los que se ganaron la confianza “del jefe” porque llevaron pesadas talegas en efectivo — producto del crimen y el “narco”— a la causa del nuevo PRI.
También abundan los ladronzuelos de poca monta, los “recaudadores” de morralla, los conversos que de última hora subieron al “Arca de No He dejen” y hasta deambulan algunos que se dicen herederos de la izquierda revolucionaria y bolivariana.
Por eso —y frente a la tragedia de que en 2018 se alzara con la victoria un presidente surgido del PRI—, lo mejor de la prensa mexicana reaccionó con ejemplar convicción. La Jornada, Proceso, Aristegui Noticias, Televisión Azteca, Imagen… organizaron una cobertura histórica para exhibir al “Mentiroso de Palacio”.
Y un buen día despertamos con la nota principal: “¡Cayó el mentiroso de Palacio, creador del himno del PRI”.
Pocos lo saben, pero al presidente del PRI de nuestra historia le pueden poner el nombre que les plazca.
Al tiempo.