Milenio

El mentiroso de palacio

- Ricardo Alemán

Son pocos los ciudadanos que creen que el 2 de julio de 2018 el nuevo presidente será del PRI. Vamos a suponer, por un momento, que contra todos los pronóstico­s, el 1 de diciembre de 2018 despachará y vivirá en Palacio Nacional —al puro estilo juarista— un nuevo presidente surgido del PRI.

En la misma línea imaginaria, vamos a suponer que el nuevo presidente surgido del PRI ordena realizar una encuesta para que sean los ciudadanos los que elijan a los integrante­s de su gabinete, de entre un centenar de prospectos, la mayoría de ellos repudiados por la sociedad mexicana —por sus probadas pillerías—, pero selecciona­dos por nuestro victorioso presidente del PRI.

Sin embargo, y a pesar de las airadas protestas ciudadanas por la poca claridad de la consulta ciudadana, el nuevo presidente —del PRI, insistimos— se niega a transparen­tar los básicos de la encuesta para elegir a su gabinete y reitera, socarrón, que es falso que pretenda imponer a su gabinete por encima de la voluntad popular. ¡Nomás faltaba que duden de su palabra!

Imaginemos —por eso— que en respuesta a los medios que critican con severidad la manifiesta opacidad de su encuesta —para selecciona­r a su gabinete—, el nuevo presidente del PRI se lanza contra esos medios, a los que llama “paleros” y “malintenci­onados” y parte de “las mafias” que, de tanto en tanto, “atacan” a los salvadores de la patria.

Y es que es tal la caradura de nuestro hipotético gobierno priista, que nadie sabe el nombre de la empresa que realizará la encuesta para selecciona­r al gabinete del nuevo presidente; nadie conoce la meto- dología que se aplicará en la encuesta y nadie fue enterado de los reactivos que se aplicaron. Y claro, tampoco se conocen por qué tales o cuales reactivos.

Es decir, que en nuestra “pinche imaginació­n retorcida”, asistimos a una encuesta claramente amañada, al viejo estilo del más rancio PRI, que de nueva cuenta decepciona a millones de mexicanos que le dieron su voto —acaso el último de su historia—, al viejo partido.

Y, por si fuera poco, vamos a suponer que nuestro hipotético presidente priista designa como responsabl­e de la encuesta al más querido y cercano de sus hijos, el cual no tiene ningún cargo en su partido y menos en el gobierno recién ganado, además de que carece de la preparació­n elemental en política y, sobre todo, para organizar un ejercicio demoscópic­o. Claro, el hijito del presidente priista decide participar gustoso para “halagar a papi”.

Peor aún, en nuestra historia imaginaria también suponemos que el presidente surgido del PRI ha dado claras muestras de que —en secreto— pretende imponer como integrante­s de su gabinete, nada más y nada menos, que a sus “amigotes”; una runfla de malandrine­s que se han enriquecid­o de la política y de la peor manera posible.

Y, claro, entre el “selecto” grupo de amigos del presidente priista, que pretenden un cargo en el “gabinetazo”, hay de todo, como en botica. La mayoría, si no es que todos, son desertores de otros gobiernos en los que cometieron toda clase de tropelías, pillerías y excesos.

En realidad son “el zurrón” de la política mexicana; esa clase política que, al brindarle su apoyo incondicio­nal y ciego al presidente del PRI, salieron purificado­s de todas sus pillerías.

Fueron lo peor de la política —sin duda—, pero hoy son ejemplo vivo de la purificaci­ón y la reivindica­ción, luego del salvocondu­cto a la gloria que les otorgó el nuevo presidente del PRI.

Los hay con vínculos en los peores momentos del México autoritari­o; perseguido­res y criminales de estudiante­s. Otros son presuntos culpables de matar a reputados periodista­s. Menudean los que se ganaron la confianza “del jefe” porque llevaron pesadas talegas en efectivo — producto del crimen y el “narco”— a la causa del nuevo PRI.

También abundan los ladronzuel­os de poca monta, los “recaudador­es” de morralla, los conversos que de última hora subieron al “Arca de No He dejen” y hasta deambulan algunos que se dicen herederos de la izquierda revolucion­aria y bolivarian­a.

Por eso —y frente a la tragedia de que en 2018 se alzara con la victoria un presidente surgido del PRI—, lo mejor de la prensa mexicana reaccionó con ejemplar convicción. La Jornada, Proceso, Aristegui Noticias, Televisión Azteca, Imagen… organizaro­n una cobertura histórica para exhibir al “Mentiroso de Palacio”.

Y un buen día despertamo­s con la nota principal: “¡Cayó el mentiroso de Palacio, creador del himno del PRI”.

Pocos lo saben, pero al presidente del PRI de nuestra historia le pueden poner el nombre que les plazca.

Al tiempo.

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Las próximas elecciones presidenci­ales serán el 1 de julio de 2018.
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