Alumnos de Puebla son hacinados en salones móvies y sufren frío, calor y filtraciones de agua
Cerca de mil 400
Ha pasado un año desde que la tormenta tropical Earl arrasó con al menos 18 escuelas de educación básica en el municipio de Huauchinango, Puebla, y solo 14 han sido rehabilitadas con el progrma Al Cien.
Por esta razón, durante el ciclo escolar 2017-2018 al menos mil 400 alumnos regresaron a tomar clases en aulas de lámina y madera que hace un año instaló el gobierno estatal para hacer frente a la contingencia que dejó el fenómeno natural.
Las aula móviles “provisionales” ya no son operantes. Durante la temporada de lluvias se filtra el agua; con el calor y la ausencia de aire acondicionado las convierte en hornos, y en invierno son tan frías que las bajas temperaturas adentro y afuera se empatan.
Las aulas están instaladas en los alrededores de los plantes educativos que un día fueron primaria, segundaria y bachillerato de las comunidades de Papatlaxolco, Huauchinango, y Chicahuaxtla, Tlaola.
Según Gabriel Alvarado, presidente municipal de Huauchinango, los recursos para habilitar el bachillerato Hueyitlatouani en Xaltepec y la primaria Amado Nervo de la comunidad de Papatlaxolco ascienden a 10 millones de pesos, pero las instalaciones educativas no han sido rehabilitadas o reubicadas debido a la falta de recursos del Fondo de Desastres Naturales (Fonden) o porque no se ha encontrado la ubicación adecuada para su reconstrucción. Earl
El gobierno de Puebla y las alcaldías afectadas, sin recursos para reconstruir los planteles afectados
“Sabemos que las comunidades de la sierra norte de Puebla están asentadas sobre los aludes de arcilla, lo que nos ocasiona un problema, pues para levantar una escuela en estos lugares se debe cumplir con todos los requisitos que pide Protección Civil. No podemos volver a colocar una escuela en un lugar donde otra tormenta tropical las va a destruir”, dijo a MILENIO el presidente municipal.
Mientras esto pasa, las aulas móviles del bachillerato y la primaria permanecen en un terreno aislado que presta la iglesia local.
“De por si nuestro nivel académico está de la tostada y con esta circunstancias empeora. Si quieren invertir en educación, ahora es el momento. Cómo va usted a creer que los alumnos van a aprender en estos salones diseñados para 24 jóvenes y en los que meten hasta 40”, expresó Norberto Gómez, delegado auxiliar en Xaltepec.
En Chicahuaxtla, comunidad de Tlaola, la primaria Ignacio Zaragoza y el preescolar Xochicalli lucen abandonados, con salones abiertos y llenos de basura, vidrios rotos, pasto crecido y, en algunos casos, sin paredes. En el caso del preescolar, tampoco se nota una intervención para rehabilitarlo. Los pobladores dijeron que cuando recién ocurrió el desastre natural, Protección Civil fue a ver los daños, pero ya no regresaron a concluir las obras.
Gabriela Ibarra, madre de dos alumnos del plantel, considera que la situación es alarmante, pues ni los maestros quieren dar clases en esas condiciones.
“La directora ya amenazó con pedir su cambio de zona si los padres no exigimos al estado la construcción de un nuevo plantel”, dijo.
Otra preocupación es la salud. Vicente Gutiérrez, presidente de la Asociación de Padres de Familia de la escuela Ignacio Zaragoza, dijo que muchos de los menores que asistieron a la escuela móvil el ciclo escolar pasado padecieron dolores de cabeza y sangrado nasal, principalmente en marzo y abril cuando la temperatura aumenta.
Según datos del Comité Administrador Poblano para la Construcción de Espacios Educativos (Capcee) para levantar este kínder y la primaria se necesitan al menos 4 millones de pesos.
Patricia Vázquez, secretaria de Educación en Puebla, aseguró que exigió los recursos del Fonden pero nunca llegaron. “Esto es responsabilidad del gobierno federal y de nadie más, nosotros no tenemos dinero”.
En tanto, estudiantes de Chicahuaxtla, Xaltepec y Papatlaxolco iniciaron, una vez más, el curso en sus aulas de lámina. M