SIMBOLISMO

Es natural, empecé tocando temáticas urbanas donde la incomunicación, la violencia, la soledad, eran importantes y las representé por medio de escaleras. Al no hacer el retrato exacto de las cosas, busqué qué es lo que me ayuda a interpretar estas cuestiones: escaleras, laberintos, teléfonos desconectados, agujeros que para mí son esos sentimientos de los que no puedes salir. Poco a poco llegué a tocar temas de cultura popular, como los juegos de mesa, buscando algo que me diera una solución diferente, por ejemplo, hice un cuadro para el sida, con la serpiente y escalera, que se volvió muy simbólico de una enfermedad que es muy grave. La serpiente era la medicina, la salida de la enfermedad, y se volvió ese mal. Tocando diferentes temas fui encontrando la manera de no hacerlo obvio, en otra temática abordé el arte plumario mexicano, era una exposición en el Centro Histórico y ahí se encuentran tres partes de nuestra historia: lo prehispánico, lo colonial y lo contemporáneo. Al juntar esas tres partes, sin que sea totalmente obvio, pensé lo prehispánico: las plumas, México fue productor de un arte plumario muy bello. Lo colonial fue en composiciones de los retablos coloniales y lo contemporáneo era el chapopote que cubría como barniz. ¿Cómo nuestra mente puede jugar con imágenes reales y a la vez con imágenes que nunca sucedieron, y después nosotros mismos lo creemos? Ese juego entre la realidad y lo no real me interesa mucho tocarlo en la pintura. Mi obra es la búsqueda del ser interior. La pérdida de memoria es una temática muy fuerte, ahí me cuestiono qué tan real es lo de afuera y qué tan real es lo de nuestra mente, porque cuando pierdes la memoria ves a la misma persona pero estás viendo otra cosa.