Cuando México ayudó a EU tras el paso de Katrina
Cerca de dos centenares de militares, médicos y otros trabajadores sanitarios cruzaron la frontera en la que Donald Trump pretende levantar su muro. Era septiembre de 2005, el devastador huracán Katrina había dejado más de mil 800 víctimas mortales y arrasado Nueva Orleans. El Ejército mexicano entraba en EU para ayudar.
“México y Estados Unidos son dos naciones vecinas y amigas que siempre deben ser solidarias en los momentos de dificultad”, dijo el entonces presidente, Vicente Fox. Su homólogo George W. Bush aceptó y agradeció.
Un convoy militar de 45 vehículos entró en Texas cuando en la costa estaba ya el buque militar mexicano Papaloapan con siete vehículos anfibios, ocho unidades todoterreno, una ambulancia y dos helicópteros de salvamento.
Que el Ejército mexicano cruzara la frontera fue un hecho sin precedentes desde la guerra en 1846. Esta vez, los militares llevaban comida, agua y medicinas.
Doce años después, Harvey golpeó el estado en el que aquellos equipos mexicanos se desplegaron para atender a desplazados que llegaban de Luisiana, y las lluvias, según alertan autoridades, seguirán causando estragos en Texas.
La catástrofe natural ocurre en el peor momento de las relaciones entre México y EU, pero el primero ha ofrecido ya ayuda a un presidente que lo ataca desde la campaña electoral y que lo responsabiliza de algunos de los peores males que sufre su país.
“México salvó vidas estadunidenses después de Katrina. ¿Aceptará Trump su ayuda después de Harvey?”, pregunta The Washington Post en un análisis.
La oferta de ayuda mexicana —sin concretar— llegó el domingo a través del comunicado con el que la cancillería respondió a nuevos ataques de Trump en Twitter: mientras Houston se inundaba, ponía de nuevo a México en su diana: “Con México siendo una de las naciones con más criminalidad en el mundo, tenemos que tener EL MURO. México lo pagará por medio de reembolso/otro”, escribió, antes de reiterar su amenaza de sacar a EU del TLCAN.
“Hemos ofrecido al gobierno estadunidense toda la ayuda y colaboración que puedan brindar las distintas dependencias gubernamentales mexicanas para atender los impactos de este desastre natural, como deben hacerlo siempre los buenos vecinos en momentos de dificultad”, expresó la SRE.
Hace 12 años, durante tres semanas, los equipos mexicanos sirvieron 170 mil comidas, distribuyeron 184 mil toneladas de ayuda y dieron medio millar de consultas médicas. Ayudaron a limpiar de ramas y escombros la localidad costera de Biloxi, en Mississipi, donde el presidente Bush acudió a agradecerles por su trabajo.
“Los mexicanos demostraron que eran vecinos con los que podíamos contar”, escribió hace dos años en The Washington Post Stephen R. Kelly, el número dos de la embajada estadunidense en México entre 2004 y 2006.
Cuando se publicó esto, Trump era uno más de los aspirantes a la nominación presidencial del Partido Republicano.
“Uno solo puede especular cómo habría manejado Trump la invasión mexicana si hubiera sido presidente. ¿Habría considerado a los soldados mexicanos sin visado inmigrantes ilegales?”, apuntó ahora Kelly con ironía. “Deberíamos intentar responder pronto a estas preguntas. Uno nunca sabe cuándo va a necesitar a un vecino amable y una comida caliente”. M