Milenio

La negociació­n de Ricardo Anaya en Chihuahua

- CARLOS PUIG Twitter: @puigcarlos

Desde finales del año pasado, en algún cajón del Senado, está guardada la iniciativa enviada por el presidente Enrique Peña Nieto que desaparece el artículo transitori­o que haría fiscal general de la República al procurador Raúl Cervantes de manera automática.

Está ahí, por la presión de grupos de la sociedad civil.

En este lapso, el coordinado­r de la Junta de Coordinaci­ón Política del Senado fue el panista Fernando Herrera. No se recuerda en todo este tiempo que Herrera haya intentado hacer caminar el decreto.

De Ricardo Anaya habíamos escuchado ambigüedad­es, como ésta: “El proceso de tránsito de la procuradur­ía a la fiscalía tiene que ser un proceso absolutame­nte transparen­te, con enorme participac­ión de la sociedad y con un perfil ampliament­e consensado”. Todos los panistas, incluido los hoy tachados de traidores, se la habían pasado diciendo cosas similares.

A Anaya le fue mal en las elecciones de este año, no parece subir en las encuestas, Moreno Valle publicó un best advertised, los números de Margarita Zavala no bajaban en las encuestas. El 13 de agosto, Anaya se fue para Chihuahua. Ahí se reunió con Emilio Álvarez Icaza, Jorge Castañeda, Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo, Agustín Basave, Gustavo Madero, Alejandra Barrales, Javier Corral, Guadalupe Acosta Naranjo, Santiago Creel Miranda y Fernando Elizondo, entre otros. Puro frentista, pues. Y ahí firmó una declaració­n en la que, en su último párrafo se compromete a eliminar el transitori­o.

Unos días después, Anaya le declaró la guerra al PRI.

Eliminar el transitori­o requiere el voto de dos terceras partes del Congreso y sin el PRI no hay manera; y las leyes secundaria­s de la fiscalía, que está preparando Cervantes con CIDE y Jurídicas, no tienen para cuándo y no sería extraño que las apruebe el Congreso que elegiremos en julio de 2018.

Los votos de los supuestos “traidores” del PAN —si es que algún día iban a votar diferente— son poco relevantes para saber quién será fiscal.

Pero Anaya estaba urgido de mostrar a sus amigos firmantes de Chihuahua que él estaba cumpliendo. Que de verdad se había “convertido”.

Y de una vez, asestar un golpe mortal a Zavala y Moreno Valle.

Porque esto es política y Anaya quiere ser Presidente. ¿Cuál fue el intercambi­o en Chihuahua? ¿Anaya candidato del frente y la izquierda en la fiscalía?

Preguntas para un lunes. M

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