Milenio

Temporada de caballos

- BRAULIO PERALTA

El penúltimo Informe de Peña Nieto es el arranque de la carrera para los candidatos presidenci­ales de 2018. Patadas a la orden del día. Pregúntenl­e a Ricardo Anaya si no. Mejor jugada del PRI, imposible. El PAN se dividió el pan (y no es metáfora). El calderonis­mo y Margarita Zavala tienen puerta abierta… al vacío, porque las batallas apenas inician.

Morena hace movimiento­s de imagen sin que Andrés Manuel López Obrador deje de ser candidato por tercera ocasión. Dolores Padierna y René Bejarano dejan el PRD y corren a los brazos del Peje, sí, pero ante el ruido de Ricardo Monreal a la credibilid­ad de la encuesta donde Claudia Sheinbaum queda para disputar Ciudad de México y aún no sabemos las consecuenc­ias del fin del conflicto…

El PRI ya presume a sus candidatos: el universita­rio Narro, el independie­nte Meade, el secretario de Gobernació­n Osorio, el hijo de Miguel de la Madrid, Enrique, el educador Nuño, el saltimbanq­ui Videgaray (aún tienen varios escondidos en la baraja). Beltrones dice que es posible que el PRI gire hacia la izquierda. ¿Será?

A quien no se alcanza a ver en sus objetivos es al PRD, tan alicaído —aunque su fe viva cifrada en Mancera—. Obvio, tampoco los partidos visagra dan de qué hablar, esperan viento favorable (o regalos como el del PRI, que obsequió al Verde curules para quitarle poder a Morena). La balanza está por verse porque, aunque AMLO es el bueno de las encuestas, lo cierto es que del resto de los candidatos opositores nadie está firme. Y eso cuenta —y mucho— a la hora de los nombres para las boletas presidenci­ales.

Queda claro que el PRI no quiere irse del juego. Le costó 12 años regresar a la silla presidenci­al. Mínimo dos periodos, igual que el PAN, ¿o no? Peña Nieto hace lo imposible en spots publicitar­ios para ascender de aquí al día de las elecciones. Eso, cuando la oposición le desconoce méritos. Eso, mientras el PAN se deshace en pedacitos, y el PRD espera que un frente amplio los llevé al poder. Lo cierto es que nadie tiene la bolita para apostar quién ganará en 2018.

Se puede prever que Morena se lleve Ciudad de México, pero no al país. Se puede pensar que el PRD tiene las de perder, pero en política los cálculos fallan. Se puede vislumbrar a un PAN derrotado si siguen como la semana que terminó. Y el PRI, ese dinosaurio, sigue rumiando por su permanenci­a, sea o no voluntaria.

Hasta no ver las boletas presidenci­ales 2018, silencio.

Eso pasa en política, mientras una mujer, sirvienta —por racismo y clasismo—, tiene cinco meses sin luz en su cuarto de servicio. La realidad… M

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