¿Sobredosis de narcohistorias?
Esa es la reacción inmediata de muchas personas estos días y francamente no puedo culparlos. Muchas telenovelas que se han colgado de este tema han logrado tomar el paradigma del antihéroe como el héroe moderno y aprovecharlo a todo en este contexto, pero como siempre, cada producción tiene lo suyo e incluso intenciones distintas y vale la pena distinguir.
El hijo de Pablo Escobar, quien ha escrito dos libros, ha ofrecido disculpas a los miles de víctimas por los actos de su padre y por años vivió en el anonimato en Argentina, es un buen termómetro para esto. Llamó mucho la atención cuando le reclamó a Netflix que no lo consultara para las primeras temporadas de Narcos, sí. Y no cabe duda que el Pablo Escobar que interpretó, entonces Wagner Moura, era estupendo. Tanto que, en efecto, caía bien a pesar de nuestros más grandes temores. Dudo profundamente que con la forma en la que se cuenta esta historia, en esa plataforma, alguien vaya a creer que ese es el camino para una vida plena, pero muchos lo creen con absoluta certeza.
Este fin de semana vi casi toda la temporada tres de Narcos, ahora con Damián Alcázar, José María Yazpik y Miguel Ángel Silvestre, entre un gran elenco. Ahora es el turno del cártel de Cali y bien sabemos que la cosa no acaba bien para ellos tampoco (spoiler, es historia) y puedo decirles que estoy intrigada. Muchos de los que están trabajando en estas series creen fervientemente (es el caso de Alcázar) que la legalización de las drogas acabaría con la violencia y esa es una de las ventajas de que se hable tanto y de esta manera del tema.
Pero Narcos no es lo único en el panorama con esta temática. Más allá de las muchas producciones que ya vemos de El Chapo Guzmán, incluyendo la próxima versión de los hechos de Kate de Castillo, pronto veremos a Bardem y a Penélope Cruz en Amando a Pablo, una cinta del director Fernando León de Aranoa, quien, más allá de reconocer los motivos obvios por la fascinación con los personajes tam- bién coincide con el reportero de Variety, que le pregunta si esto va de la mano con el realismo mágico de la narrativa latinoamericana. Habrá a quien la idea le ponga los pelos de punta, pero ahí está.
Y luego tenemos American Madre que aquí solo conoceremos cómo Barry Seal, uno de los proyectos más arriesgados e interesantes en la carrera de Tom Cruise. Ya hablaremos más de esta cinta en sí, pero por ahora basta por contarles que trata con la historia de un piloto estadunidense que acabó involucrado en el transporte de la cocaína, las guerrillas y varios personajes e instituciones más que hicieron de esos tiempos necesarios de entender para saber lo que pasa en el presente.
Ahora que si Cruise quedará encumbrado como un héroe por interpretar alguien con semejantes actos ilícitos, será cosa de ver. Pregúntenle cómo cambió su vida desde que interpretó a El Señor de los Cielos o incluso a la misma Kate, antes de El Chapo, con la Reina del sur.
Así que no. Esta no es una moda solo de las telenovelas. Y aunque no dudo que sería una alegría para estos hombres saber que sus vidas de crimen trascendieron hasta todo tipo de pantallas años después, tampoco es un asunto como los narcocorridos, que en muchos casos ellos mismos mandaban a componer. Y claro, hay de producciones a producciones, pero mucho indica que simplemente es un tema que nos interesa ver, quizás para entender por qué ahora estamos tan fregados. ¿John Legend hizo un casting para su nuevo video pidiendo actores gordos y muy blancos para representar a los seguidores de Donald Trump en él? ¿Cómo sería un casting de los seguidores de nuestro presidente si alguien tuviera el mismo impulso creativo?