Milenio

“Viene firme, dura y con mucha agua”

- JAIRO CALIXTO ALBARRÁN

Me puedo imaginar la escena: mientras Trump se come su dotación de chatarra y se atasca de Fox News al tiempo que Melania ensaya para su próxima aparición en tacones lejanísimo­s en la Florida, que será devastada por Irma, que osa desafiar los dictámenes sobre la inexistenc­ia del cambio climático, busca la manera de armar una buena cortina de humo para que oculte su barrabasad­a de acabar con DACA y reducir a los dreamers a una pesadilla migratoria. En eso entra su yerno consentido y le trae una idea muy mexicana que no puede rechazar, a sabiendas de que en los momentos más difíciles puede siempre distraer a la opinión pública señalando alguno de los defectos y abusos de sus vecinos del norte, fuente inagotable de sus discursos más manchados: pedirle amablement­e al gobierno mexicano que desplegara su arsenal de cajitas chinas alrededor de Corea del Norte y así quitarse un poco la monserga de los últimos días. Algo que además le serviría al PRI para quitarse de encima el tema del #FiscalCarn­al que, tristement­e, no ha podido quitarle un cierto halo victorioso de Ricky Anaya. Por más que toda la vocería tricolor ha insistido en que nunca fue su intención que el procurador Cervantes tuviera el pase automático, nadie les creyó, quién sabe por qué.

Nombre, el Clavillazo Ochoa Reza parecía el protagonis­ta de una biopic de Pepe El Toro.

Y así, de pronto, se anuncia que la Secretaría de Relaciones Exteriores de Videgaray, fundamenta­lmente heredera de un rechazo a la Doctrina Estrada desde los tiempos foxianos, le da un plazo de 72 horas para que el embajador norcoreano saque sus tiliches y se regrese a su tierra.

Esta resolución, por supuesto, es casi tan inteligent­e como la de aquella invitación al candidato Trump a Los Pinos, sobre todo porque nos pone en el radar de los misiles de Kim Jong-un, que está en su papel de pequeño dictador. Digo, como casi, casi nos morimos de aburrimien­to entre el milagro de la reproducci­ón de los socavones, las batallas secesionis­tas de los panistas, el melodrama ranchero en San Lázaro, los atracos huachicole­ros en Sedatu y Sedesol, bien se podría declarar la guerra a Venezuela y al mismo tiempo mandar un escuadrón 211 a Medio Oriente para darles una lección moral a ISIS y a los talibanes.

Ya lo único que me aliviana es ver los nuevos photoshops de Osorio Chong donde se parece a Pepillo Origel y compara a las mujer con el huracán Irma porque “viene firme, dura y con mucha agua”. M

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