Políticos deben sacar manos en nuevo TLC
Antonio Ortiz Mena, ex titular de la extinta Secretaría de Comercio, considera que para alcanzar un buen resultado se debe dejar trabajar a los negociadores
En unos cuantos días estaremos inmersos en la tercera ronda de renegociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC), la cual tendrá como sede Ottawa, Canadá. El reto es mostrar avances, toda vez que en las dos previas —en Estados Unidos y México— estos han brillado por su ausencia, pero algo más importante es que los líderes políticos de las tres naciones involucradas dejen trabajar libremente a los negociadores. Así de claro es Antonio Ortiz Mena, ex funcionario de la extinta Secretaría de Comercio (Secofi).
Ortiz Mena es un hombre de experiencia —estuvo en las negociaciones del TLC original— y en entrevista con MILENIO no duda en decir que si los políticos, en particular de Estados Unidos, dejan que los nuevos negociadores se muevan libremente, lo más seguro es que se logre un “excelente” acuerdo que beneficie a las tres naciones involucradas. “A nivel técnico y de experiencia, son tres súper equipos que están negociando y estoy seguro que pueden mostrar de manera clara cómo un TLC revitalizado y modernizado es positivo para todos los países”, afirmó de cara a la tercera ronda de negociación del acuerdo comercial a celebrarse del 23 al 27 de septiembre próximo.
Respecto a las amenazas del presidente de EU, Donald Trump, de abandonar el tratado si no se beneficia su país, Ortiz Mena dijo que sería una medida contraria a sus intereses económicos y competitivos, por lo que no cree que las vaya a cumplir.
El ex funcionario ahora despacha desde Washington para la firma Albright Stonebridge Group, y considera que la manera política de enfocar las negociaciones es la de un tratado que otorgue beneficios a cada uno de los países, dado que hay una solución técnica que permita lograr los objetivos que se han planteado los gobiernos”. Sobre el objetivo que tiene Estados Unidos de reducir el déficit en su balanza comercial con México, el ex miembro de la Secofi indicó que un tratado no se debe juzgar con base en un déficit o un superávit. “Creo que hay que ver si los acuerdos ayudan a aumentar la competitividad de la región, y de esa manera generar trabajos en conjunto”, subrayó.
Explicó que no sería positivo regular el déficit comercial de Estados Unidos restringiendo el comercio, y poner topes si es que el flujo llega a cierto nivel.
Indicó que hay dos maneras en que Estados Unidos puede hacer frente a su inquietud del déficit: el primero es asegurarse que la economía mexicana se mantenga abierta, porque ahora México es el segundo destino de las exportaciones de ese país, pero seguirán creciendo independientemente de si se continúa el tratado. “En un futuro México rebasará a Canadá como principal destino de las exportaciones estadunidenses, simplemente por la importancia que tiene por demografía y mercado”, destacó.
La otra manera, agregó, es que Estados Unidos se enfoque en ampliar su relación comercial, en particular sus exportaciones, con países que tienen superávit, como China y algunas naciones europeas. La segunda ronda de negociaciones del acuerdo, que se realizó en México la primera semana de septiembre, concluyó sin una propuesta concreta para equilibrar el déficit comercial estadunidense, pues a decir del secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, es un tema que no se ha puesto en la mesa.
No obstante, el funcionario indicó que se tienen avances en las negociaciones sobre el tema agroalimentario, servicios, telecomunicaciones, pymes y que en la ronda de negociaciones en Ottawa se podrían cerrar los primeros temas.
Empresarios que acompañan la negociación, en el llamado Cuarto de Junto, señalan que hay divergencias en el tema de reglas de origen y laborales, pero también se tienen retrasos en el apartado energético, puesto que todavía no se sabe en qué forma se va discutir. m