Milenio

MBUCO, Atlántica de Brasil

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fueron motor de su economía y por ello, ante la prohibició­n para importar esclavos, estos venían entre los compartimi­entos de las gallinas de Guinea en los barcos, por ello, con el tiempo cambió el nombre de Porto Rico a Porto de Galinhas (Puerto de Gallinas en español).

Es famoso por sus más de 30 kilómetros de playas protegidas por un gran arrecife coralino que cuando baja la marea, crea una suerte de albercas naturales entre el arrecife y la costa. Sus playas son considerad­as de las más espectacul­ares de Brasil y cuenta con un concepto único llamado “Playa sin Barreras”, donde especialis­tas prestan equipo y atención a personas con discapacid­ades para que puedan gozar –de forma gratuita—de la experienci­a de nadar en estas tranquilas aguas.

Hay dos interesant­es proyectos en el puerto, uno de conservaci­ón del caballito de mar y otro de las tortugas marinas, en estos centros de interpreta­ción se comparten los esfuerzos ecológicos de la comunidad para preservar estas dos especies en peligro por el crecimient­o de la infraestru­ctura humana. Hay una oferta hotelera muy amplia en este lugar, aunque vale la pena visitarlo haciendo base en Recife.

Playa Dos Carneiros es una pequeña bahía con las mismas caracterís­ticas de la costa sur de Pernambuco, está 50 kilómetros al sur de Porto de Galinhas, ahí además de las albercas naturales producto de los arrecifes coralinos, cuando baja la marea se crean bancos de arena como islotes, donde se hacen pequeñas albercas con agua muy caliente como una suerte de spa natural.

Aquí vale la pena un paseo en catamarán –que se ofrece desde la playa principal—para visitar todas las regiones de esta bahía, desde los bancos de arena hasta la playa con arenas exfoliante­s, donde son costumbre los baños de lodo al sol. Arroz con leche (salado), frijoles con cerdo de la región, las famosas picanhas de res o chivo, los guisos regionales y los extraordin­arios postres como el bolo de rolo, brigadeiro o cartolas, se pueden encontrar en prácticame­nte cualquier restaurant­e de la región. La cocina es muy distinta a nuestros sabores y su base es muy parecida: arroz, frijoles, frutas y maíz.

El coctel caipirinha es también toda una experienci­a, el toque se lo da la cachaça, un destilado con base en la caña de azúcar, así como los jugos de frutas locales. No hay vuelos directos de los aeropuerto­s en Pernambuco hacia México, lo más sencillo es hacer escala en Panamá y conectar hacia el aeropuerto internacio­nal de Recife, capital de Pernambuco. Copa Airlines ofrece el servicio, son tres horas desde el Aeropuerto Internacio­nal de la Ciudad de México hasta Panamá y, luego siete horas desde el también llamado “Hub de las Américas” hasta Recife.

Hay otras opciones más largas, volando directo a Sao Paulo y luego conectando a Recife, lo cual constituye, por lo menos, seis horas más de viaje.

La conectivid­ad del aeropuerto de Recife con el resto de Brasil es muy amplia. Tienen vuelos internacio­nales directos a Lisboa, Frankfurt, Milán, Buenos Aires, Miami y Panamá. Lo más recomendab­le es hacer base en Recife, capital de Pernambuco, donde la oferta hotelera es amplia y diversa. Los hoteles más recomendab­les son el Hotel Atlante Plaza, junto al mar y en la zona sur de la ciudad; Mercure Recife, Transameri­ca Recife y el Radisson Recife, aunque también hay una variedad muy interesant­e de propiedade­s Airbnb que van desde habitacion­es individual­es hasta casas enteras junto al mar. M

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