Que aflojen la lana
Ya no sabe uno cómo tomar las cosas, aquejados como estamos por el mal congénito y sicalíptico del sospechosismo. Ahora, en vez de felicitar al tres veces H cuerpo legislativo que se va a desprender —aparentemente sin anestesia— de un mendrugo de moneda de su nada escaso peculio, luego, luego creemos que tras de este gesto humanitario se esconde una trampa. Por supuesto no se trata de ninguna forma de populismo (la mala palabra del sexenio) sino de que de manera genuina nuestros representantes en el honorable Congreso de la Unión están auténticamente conmovidos y quieren aportar a la causa de la patria y no quieren ser menos que los millennials, que rompiendo nuestros prejuicios se han rifado de lo lindo en las zonas de desastre. Admiración por ellos. Y no me refiero a los partidos políticos, que tampoco quieren ser rebasados por la izquierda de AMLOVE, que ya desde hace dos semanas, con el terremoto que afectó a Oaxaca, Guerrero y Chiapas, anunció que aportaría 20 por ciento de los recursos de Morena al apoyo de los damnificados; también quieren dar su aportación generosísima, siempre y cuando no se politice la entrega de recursos, según ha dicho, Ricky Ricón Anaya, la Barrales y el inefable pero fabulable Ochoa Reza, que ya también se trepó al tren de la spotiza manceriana.
Sí, claro, me imagino a estos personajes agazapados en el anonimato, renunciando a la posibilidad mediática de quedarse con el crédito de tamaña hazaña, y sin ningún afán electorero.
Claro, y para muestra cada líder subía la apuesta de sus aportaciones para superar al otro, como si fuera un torneo de ludópatas apostando a las carreras de galgo. Lo malo es que no hay certeza jurídica de que ese anuncio cobre vida en la realidad, no solo porque ya sabemos cómo se las gastan (prometen y prometen y nada) sino porque el cancerbero Tatanka del INE dice que esa lana está etiquetada y que nada más sirve para que los partidos hagan de las suyas con triquiñuelas y trinquetes incluidos.
Aún así me parece injusto que haya quien crea que el que se robó una cámara térmica en plena búsqueda de gente bajo los escombros fuera un diputado o un senador.
Lo que sí da gusto ver es que en la compleja situación entre Televisa-AurelioNuño-Marina parece detectarse el espíritu del entrañable de García Luna Productions.
Que los políticos aflojen la lana, aunque sea mal habida. M