Unidos frente a la tragedia
Estamos de luto. Sí, todos los mexicanos lo estamos.
Vivimos una especie de pesadilla. No tenía ni dos horas que habíamos realizado el simulacro recordando los 32 años del terrible sismo de 1985 cuando fuimos sorprendidos por un movimiento telúrico que, al menos yo, nunca había sentido. Una verdadera pesadilla. Hace apenas tres días México repitió momentos terribles y revivió escenas desgarradoras que muchos teníamos guardadas en lo más recóndito, y otros muchos nunca habían experimentado. Tres días en los cuales las muestras de solidaridad han superado por mucho la desgracia. Miles y miles de personas convertidas en socorristas, en voluntarios, en manos para el rescate material, para el apoyo moral, para el respaldo económico, para lo que hiciera falta. Como se ha dicho mil y una veces: las tragedias sacan lo mejor de cada uno. Una vez más hemos podido comprobarlo de primera mano. La comunidad teatral de nuestra ciudad, y del país en su totalidad, no podía quedarse al margen y se ha sumado a las acciones que la abrumadora realidad nos ha obligado a tomar: de manera inmediata en la ayuda a las víctimas, ahora el apoyo en sentido más amplio, por ello es que la mayoría de los teatros ha decidido cancelar sus funciones de todo este fin de semana, primero por respeto a las víctimas (fallecidos, heridos y damnificados) y luego en espera de un momento adecuado para reanudar actividades, que, por supuesto, son vitales para la sociedad. Desde tiempos inmemoriales, el teatro, y el espectáculo en general, han jugado un papel capital en el equilibrio de las sociedades. El teatro, la música, la danza, nos hacen mejores seres humanos, nos sensibilizan frente a un mundo que, una vez más, volvimos a comprobar que tiene sus leyes, su fuerza, su inmensidad, frente a las cuales poco se puede hacer. Aunque estamos de luto, es momento de actuar, de intensificar los esfuerzos y de permanecer unidos para salir delante de esta muy difícil situación. Ya llegará el momento en que el arte comience a curar las heridas, y volvamos a estar en pie. Cuando ese momento suceda… ¡los esperamos con los teatros abiertos!