ALEGORÍA MÍSTICA

¡Madre! Dirige: Darren Aronofsky. Con Jennifer Lawrence, Javier Bardem, Ed Harris y Michelle Pfeiffer. EU, 2017.

En épocas recientes, Darren Aronofsky ha enfocado su faceta de director a realizar filmes cada vez más idiosincrásicos, apegados a las creencias y prácticas personales que componen su tren de pensamiento. De este modo, su película Noah, que resultó bastante fallida, presentaba una serie de nociones sobre el mito judeo-cristiano y el veganismo que practica. Ahora, con ¡Madre!, Aronofsky retoma el libro del Génesis, y lo mezcla tanto con sus obsesiones cinematográficas (las alusiones a El bebé de Rosemary son bastante obvias) como con sus ideas políticas y medioambientales, para contar una fabulita de horror que parece no tener ni fin ni principio, pero que sigue los preceptos de directores como David Lynch y David Cronenberg, a los que admira y aquí rinde homenaje.

La cinta comienza con un hombre que coloca una pieza, que asemeja un corazón, en un marco. Esto da pie a que una casa en ruinas se restaure como por arte de magia: así conocemos a la Madre (Jennifer Lawrence, cuyo bello rostro aparece en close-up durante 66 minutos exactos del filme), una figura casi virginal, que vive con su marido, un poeta (Javier Bardem), del que es musa. La pareja parece vivir en un lugar idílico, casi edénico, hasta que llegan unos misteriosos personajes, primero un hombre maduro (Ed Harris), y al día siguiente, mientras él convalece de una herida inexplicable en su costado, su mujer (Michelle Pfeiffer), quienes toman posesión de la casa. Cuando la joven anuncia que está embarazada, las cosas se complican, llevándonos a una resolución apocalíptica.

¡Madre! es más una suma de ideas, que una narración cohesiva. No hay sentido del tiempo, sino de la estética, pero aun después prevalece su estilo único, pleno de imágenes alegóricas y rollos disque místicos y ecologistas. El público general va advertido: esta es una película muy diferente a lo habitual.