A rastras
Tierra sísmica la mexicana (en más de una región, de manera crónica), sobrevino el temblor que ha sido de los más fuertes que se han registrado y padecido. Es ya un lugar común internacional.
Este infortunio se acompaña de desastres no menos ominosos y ya de días, sobre todo en Chiapas y Oaxaca. Ciudad México igualmente sufrió daños que serán reparados en meses. También se lamenta abundantemente la pérdida parcial, o quizá total, de parroquias, iglesias y monumentos que han importado mucho en la estética local.
Han sorprendido actitudes como la de la mayoría de los consejeros del Instituto Nacional Electoral, que se niegan a donar 5 por ciento salarial a los damnificados. Por supuesto, el drama gravísimo ha importado disputas y querellas entre los cárteles políticos.
La solidaridad inmediata ha sido amplia y magnífica, a pesar de que hay discordias de no pocos que quieren lograr protagonismos o beneficios. Algunos, como los seguidores de Andrés Manuel López Obrador, de Morena, entregarán dinero “a título personal” a 45 mil damnificados, pese a veto.
Más bien a tiempo se ha procurado prevenir y salvaguardar la seguridad, sobre todo en las escuelas. La suspensión de labores y la revisión de ámbitos fue pronta y, seguramente, ha evitado o podrá evitar desgracias. Ciertamente la capital del país ha sido de las más perdedoras en el desastre, pero estados del Pacífico agregan este nuevo mal después de padecer huracanes.
Entre los males inmediatos también ha sobrevenido el problema del control de los escombros. Se ha decidido tirarlos en 21 lugares del Estado de México.
La ayuda internacional no solamente ha consistido en el envío de recursos financieros. Ha sido noble y agradecible la presencia de rescatadores de otros países, cual es el caso de Israel, Estados Unidos y Bolivia, entre otros pueblos.
Hay lugares donde el desastre ha sido extremo, como es el caso de Jiquipilas, Chiapas. Y, aquí como en otros lugares, en México todo, en su economía y moral, el país entra en una etapa de reconstrucción. Pero las expresiones solidarias permiten suponer que, así sea en un tiempo largo, la recuperación es posible.
Otra vez es necesaria la revisión de casos terribles, como el de la escuela Rébsamen, donde una insolente señora podrá ser sancionada por homicidio involuntario.
Como sea, vale el dicho presidencial de que ciertamente es necesario “poner a todo México de pie”. Ahora anda a rastras. Pero se erguirá lentamente. M