Milenio

El frente, mala noticia para AMLO La discusión a futuro es el tránsito a un sistema parlamenta­rio. No es solución final al multiparti­dismo, pero tiene menos inconvenie­ntes que un sistema presidenci­al

El bloque conformado por PRD, MC y PAN también incomoda al PRI, pero en menor grado, toda vez que el mejor escenario para el tricolor en 2018 es el voto dividido

- FEDERICO BERRUETO fberruetop@gmail.com Twitter: @berrueto

La historia se repite: lo que parecía seguro dejó de serlo. La certeza de muchos de que López Obrador tenía allanado el camino a la Presidenci­a se ha disuelto. Puede ganar, pero requerirá de un esfuerzo mayor. Mucho ha pasado en cuatro meses. López Obrador volvió a su condición de predicador, olvidó la política y golpeó sin miramiento­s a sus aliados con la convicción de que poco por sí mismos valían. Lo de Juan Zepeda en el Estado de México fue un aviso. No entendió y ahora PRD, Movimiento Ciudadano y PAN son mala noticia para López Obrador.

También lo es para el PRI, pero en menor grado, toda vez que el mejor escenario para el tricolor en 2018 es el voto dividido; tres candidatos presidenci­ales competitiv­os y uno o dos independie­ntes significan que el umbral de triunfo en la elección presidenci­al es un tercio de los votos. La elección del Estado de México hizo que le volviera al PRI el alma al cuerpo. Por su parte, los sismos han tenido un efecto igualador, además de que ganó en el tema de destinar a la reconstruc­ción el financiami­ento público de los partidos.

El PRI se ha ocupado de más de Ricardo Anaya y del frente. El adversario a vencer es López Obrador, quien cuenta con una base adherente mayor y más consistent­e que la del PRI. El PRD no fractura a Morena, pero sí aportaría al PAN, junto con Movimiento Ciudadano, votos suficiente­s para un candidato presidenci­al competitiv­o.

Un acierto, que el frente haya planteado como postura el cambio de régimen. Como tal, López Obrador sería una reedición del presidenci­alismo semejante al sistema del pasado. La pluralidad va volviendo disfuncion­al al régimen presidenci­al. El gobierno de gabinete no lo resuelve, tampoco el gobierno de coalición. Los sistemas híbridos, con la excepción del francés, normalment­e suman los defectos del régimen presidenci­al y del parlamenta­rio.

La discusión a futuro es el tránsito a un sistema parlamenta­rio. No es solución final al multiparti­dismo, pero tiene menos inconvenie­ntes que un sistema presidenci­al. Por cierto, el PRI apunta al pasado, un sistema de mayoría simple para la integració­n de las cámaras no solo presenta inconvenie­ntes elementale­s de sobrerrepr­esentación, sino que para el caso del PRI nada hay en el horizonte que le pudiera hacer pensar que sería el beneficiar­io de ese cambio. En las condicione­s actuales la mayoría simple le daría ventaja a Morena y desaparece­rían los partidos aliados del PRI.

Con el frente ya registrado, un obstáculo a resolver es la elección del candidato presidenci­al y el de Ciudad de México. En el primer plano hay cuatro opciones que en realidad son tres: Mancera, Margarita Zavala, Ricardo Anaya y Rafael Moreno Valle. La reconstruc­ción impide que Mancera deje el cargo, por lo que la decisión se daría entre los tres restantes. Ricardo Anaya es el mejor perfilado para representa­r al frente y ha ganado con creces sus recientes batallas contra el PRI y el gobierno. Margarita tiene fuerza dentro del PAN y el frente no la debería descartar como opción.

En tales condicione­s, todo apunta a que el PRD definiría la candidatur­a para Ciudad de México. Alejandra Barrales no es mal prospecto, pero es todavía mejor Ricardo Monreal, quien sí tiene el potencial de fracturar a Morena y ganar la elección en Ciudad de México. Será una decisión táctica difícil. De ganar la Presidenci­a, hay espacio para los arquitecto­s del frente, especialme­nte para Dante Delgado, los gobernador­es de PRD y PAN y, desde luego, para Alejandra Barrales.

La definición de candidatur­as locales también tendrá la mayor importanci­a. Son muchas las elecciones concurrent­es y esto permite potenciar la fortaleza de cada uno de los partidos que conforman el frente. Son muchos los triunfos en elecciones de gobernador alcanzados por PAN y PRD en coalición y es una historia que puede repetirse. En Jalisco hay claridad, también en Guanajuato, Yucatán, Veracruz y Puebla. Un poco menos en Tabasco y Morelos.

El PRI deberá atender su propia coalición con los Verdes, Nueva Alianza y Encuentro Social. A escala nacional no habrá problema sí en el ámbito local, especialme­nte en Chiapas con el Partido Verde. La debilidad electoral del PRI le obliga a ceder puestos en un momento en el que muchos en el gobierno aspiran al Congreso. No será fácil.

Para Morena la dificultad está en Ciudad de México al definir candidatos para las delegacion­es. La inercia de triunfo los lleva a la disciplina y el polémico método de encuesta interna habrá de ser el que los determine. Inconformi­dades como las de Ricardo Monreal mucho daño podrían hacer, y más, si ven en el frente una vía para su postulació­n. Malas noticias para AMLO. M

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López Obrador volvió a su condición de predicador, olvidó la política y golpeó a sus aliados.
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