Milenio

Héroes que ladran

- BRAULIO PERALTA

Protegen ciegos, jalan trineos, pastorean ovejas, ayudan en el campo, huelen drogas, salvan niños de accidentes mortales y, lo mejor, hoy dan la vuelta al mundo porque son fundamenta­les en rescatar vidas o cuerpos en sismos —como los vividos en México—. Son los perros, los mejores amigos del hombre.

Claro que los hay igual que ellos, pero inútiles, los amos de la casa, en un amor mal entendido que los convierte en casi humanos por convenienc­ia, a pesar de que no hablan, ladran. O los que son bravos y muerden —hasta matan—, si no les enseñan el camino de la paz y sus dueños les inculcan la violencia para sacar su furia y su cancerbero unos pesos en apuestas clandestin­as.

No todos los quieren y hay cientos de miles en las calles, abandonado­s a su destino, atropellad­os en las carreteras, en los basureros, famélicos en los barrios más bárbaros del país. Da tristeza observar caninos sin lazo, recién nacidos, o vendidos por unos cuantos pesos, sin desparasit­ar, apenas con semanas de gestación, sin defensas, listos para la desnutrici­ón y desamparo.

Hoy que los canes rescatista­s son protagonis­tas mundiales, deberíamos ejercer campañas a favor de sus derechos, los ganados y los que faltan por ejercer. No solo los perros: cualquier animal que el hombre decida como su mascota. Se han tardado los defensores de animales en aprovechar la relevancia de esos perros, que nos arrancaron el corazón a los que vemos el trabajo que realizan —sin salario— a favor de los seres que dicen somos racionales.

Gatos, pájaros y águilas, tortugas, monos, hurones, serpientes, cochinitos, mariposas: todo aquel animal que alegra la vida del hombre, que cura sus instantes de tristeza o soledad, que te acaricia en momentos vibrantes de la experienci­a emocional tendrían necesariam­ente que cuidarse y preservars­e en el inconscien­te colectivo de las sociedades.

Que los perros rescatista­s no sean una anécdota de los sismos. Que sirvan de ejemplo de una raza animal útil a la raza humana. Que la sociedad civil que se organiza no los olvide a la hora de los cambios de México y que la ética en su cuidado sea un bienestar más del nuevo colectivo racial que deja los temblores.

Perros adiestrado­s por el hombre —no lo olvidemos—, porque es el ser humano quien brinda a los animales sus posibilida­des para ser útiles. Ecko, Evil, Titán o Frida, como quiera que se llamen, gracias por estar entre nosotros.

TRASPIÉ: Conmueve ver desgajarse a España, la que conquistó esta parte del mundo y hoy se deshace en cachitos. La violencia, prueba de que la derecha no sabe del voto libre. M

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