Cultura, con 200 años de antigüedad, solo quedaron escombros; ahí están sepultados los utensilios y libros que reflejaban la identidad de la comunidad
De la Casa de
El maestro Jaime Tirzo, director de la Casa de Cultura de San Gregorio Atlapulco, Xochimilco, recinto que colapsó el pasado 19 de septiembre, asegura que se mantendrá al pie de los escombros hasta levantar piedra por piedra con sus propias manos. Pide carretillas, palas y cualquier tipo de herramientas para cumplir con su objetivo.
Localizado en calle Insurgentes, esquina con Vicente Guerrero, el inmueble tenía 200 años de antigüedad y contaba con una colección de piedras, utensilios, libros y documentos que daban cuenta de la historia del lugar.
El maestro recuerda que al hacer un recuento de las piezas que resguardaba el sitio, todas eran importantes, valiosas... cada una de las hojas de los libros que quedaron enterrados.
Tirzo dijo que cuando llegaron las autoridades a apoyarlos, solamente daban órdenes.
—¡Momento! —les dije. No tenemos dinero para hacer una residencia como las de Polanco, como las de la Condesa, y aunque lo tuviéramos, también se hubieran colapsado; en cambio, la Casa de Cultura vio pasar dos siglos.
En San Gregorio, explica, se recibe a todo el mundo de la Iglesia Bautista Nazaret... “aquí todos somos seres humanos, hasta el hipócrita que dice que no necesita, ahorita sintió el rigor, porque San Gregorio está de pie”.
Guadalupe Paez y su esposo Gabriel Torres Castro también perdieron su casa, ambos son muy conocidos y queridos en el pueblo.
Guadalupe Paez y Gabriel Torres también perdieron su casa, que funcionó como sanatorio
La señora Paez es un referente de San Gregorio Atlapulco, fue la partera tradicional en el lugar, además compitió y ganó el concurso de La Flor más Bella del Ejido; su esposo, Gabriel Torres Castro se desempeñó como maestro y también es muy querido en la escuela Ingeniero Miguel Bernard.
En su casa, marcada como inhabitable, nacieron muchos de los pobladores de San Gregorio, ya que también funcionó como sanatorio por varios años.
“Sigue siendo un referente para compartir la cultura y seguir con la tradición de la medicina en San Gregorio”, explica Homero Torres, uno de sus nietos. M