Donativos y campañas
La primera semana de septiembre, el INE propuso al Legislativo un gasto de 6 mil millones de pesos para las campañas de 2018. Después del 19, los partidos ofrecieron donar entre 25 y 100 por ciento de ese presupuesto, con todo y que el gesto es ilegal por estar los recursos etiquetados para fines específicos. AMLO, quien junto con los verdes es uno de los políticos más encarnizadamente opuesto a la ley Kumamoto, abrió un fideicomiso con 100 millones de pesos, la mitad de su cuota, donde cualquier ciudadano podrá donar para sumarse a tan noble causa.
Suena lindo. Pero no nos vayamos con la finta: los partidos no están regalando un carajo. Ese dinero lo pusieron todos y cada uno de los mexicanos. Mejor preguntemos quiénes y cómo se administrarán esas generosidades con sombrero ajeno: el fideicomiso de Morena está hecho para ser manejado por sus patiños de siempre, mismos que en chico rato veremos entregando a diestra y siniestra patos y chivos por gracia del Rayito de Esperanza. Luego de mucho pensarlo el nuevo PRI no se quiso quedar atrás, prometiendo 250 millones, más o menos 25 por ciento de su presupuesto, que serán encauzados por Hacienda “a las instituciones destinadas a entregar el apoyo a las personas que lo necesitan más, sin oportunismo político”.
O sea que a la compra de votos ahora le van a decir donativo, con un agravante adicional: para dar o recibir “donativos” no hay tope de gastos. Vaya angelitos.
Por primera vez en su historia reciente, el INE se puso a trabajar para enmendar el entuerto legal y “construir la ruta para que estos recursos puedan destinarse a un fondo para atender a víctimas”. Eso está bien pero, ya que están, ¿no podrán de una vez por todas armar un mecanismo electoral que garantice transparencia, independencia de intereses y comunicación efectiva sin que nos cueste un ojo de la cara? Me sumo a la iniciativa de Enrique Krauze que sugiere cero spots y diez debates. Los 6 mil millones que sobrarán cada año se puede destinar a asuntos humanitarios de mayor urgencia y relevancia que las guerritas de eslóganes con que nos bombardean los partidos en cada elección. Digo, para ver si su generosidad es realmente como la cacarean. M