Milenio

PAREDÓN, CHIAPAS: VIVIR SOBRE LOS ESCOMBROS

Los damnificad­os de esta comunidad ruegan para que no los olviden y les “echen la mano”, porque se quedaron sin nada; viven en la calle y algunos frente a lo que fue hogar

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Acasi un mes del sismo de magnitud 8.1 que golpeó Chiapas, la comunidad de Bahía de Paredón sigue en ruinas. En esta localidad del municipio de Tonalá, decenas de familias viven bajo techos improvisad­os y sobre los escombros de las que fueron sus casas. Y ahí permanecen durante todo el día...

Como cada jornada, Emilia Trujillo se sienta bajo un árbol, acompañada de sus hijos y nietos, mientras contempla los pedazos de cemento y tabique que le dieron cobijo durante cinco décadas. El día del temblor, según dice, se salvó de milagro:

“Gracias a Dios estaba yo en un velorio. Después me vine para acá, vi toda la destrucció­n y a la gente asustada”, recuerda. “Si hubiera estado adentro, no la hubiera contado. A mí no me gustaba salir”, explica mientras se seca algunas lágrimas.

Esta mujer de 70 años llamó la atención del presidente de la República, Enrique Peña Nieto, durante su recorrido por la comunidad el pasado 11 de septiembre. A su paso, doña Emilia lo saludó y lo tomó del brazo. El mandatario se detuvo y la escuchó.

“Él me preguntó cómo estaba. Le dije que desesperad­a, que mi casa se había caído y que había perdido todo”, evoca Doña Emilia. Según consta en un video del recorrido, publicado en redes sociales, el Presidente le hizo varias preguntas y prometió que la ayuda venía en camino. Al final, la abrazó y expresó: “Dios la bendiga”.

Hoy, esta abuela chiapaneca no pierde la esperanza. Con algunos víveres, pasa el día en su terreno y por la noche busca resguardo en la casa de algún conocido.

“El Presidente dijo que me iba a ayudar y es lo que estoy esperando”, comparte en entrevista con MILENIO.

El esposo de doña Emilia es pescador, como la mayoría de sus vecinos: la principal actividad en su comunidad es la pesca. Sin embargo, la economía local está paralizada tras el sismo; justo cuando más se necesita el dinero.

“El pescado se ahuyenta porque hay mal tiempo y está lloviendo. Ahorita hemos dejado de pescar por estar apoyando aquí”, afirma Esbin Ortiz, lanchero de 23 años. Luego de tres semanas viviendo sobre los escombros, él y su familia han puesto manos a la obra.

Con láminas que les regalaron y un poco de cemento, ya iniciaron su propia reconstruc­ción. Aquí, como en otras comunidade­s de Chiapas, la petición más frecuente estos días es la de materiales. Afortunada­mente, el agua y los víveres no han dejado de llegar.

“Aquí se ocupan varillas y cemento. Si viniera el material, nosotros podríamos hacer aunque fuera una casa pequeña”, asegura el joven pescador. Entre tanto, seguirá resguardán­dose bajo una lona con la mayoría de sus familiares.

“Unas monjitas nos regalaron un cartón de huevo y este nailon, ahí nos metemos cuando viene el agua”, comenta su abuela, la señora Lidia Solís.

La súplica de esta mujer es la misma de muchos otros aquí, quienes están enterados del temblor en Ciudad de México, pero piden que Chiapas no se olvide: “Rogamos a Dios que la gente se conmueva y que nos echen la mano porque nos quedamos sin nada”. M

Emilia Trujillo es una de las damnificad­as y dice que Peña Nieto se comprometi­ó a ayudarla La mayoría de los pobladores vive de la pesca, pero la lluvia afecta su labor

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Restos de una de las viviendas destruidas por el sismo del 7 de septiembre.

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