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- Agencias/Madrid LA

Un día después del histórico partido a puerta cerrada del Barcelona, la selección española inició sus concentrac­iones para afrontar dos duelos decisivos (contra Albania e Israel) para obtener su boleto al Mundial 2018, pero la atención no está centrada en estos partidos, sino en Gerard Piqué, defensor del derecho a decidir de los catalanes y también defensor de la camiseta española.

Las lágrimas del central al hablar de las intervenci­ones policiales dieron la vuelta al mundo: “Hoy más que nunca me siento orgulloso de la gente de Cataluña”, dijo Piqué, luego del partido contra Las Palmas, además sentenció que “si la Federación considera que soy molesto, no tengo problema en dejar la selección; esto no va relacionad­o con el patriotism­o, porque los que son convocados no son los más patriótico­s”.

Piqué llegó a la concentrac­ión de España acompañado de Jordi Alba, Marc Bartra y Sergio Busquets. Fue el último en bajarse de la camioneta y con todos los focos apuntando hacia él, con rostro serio, que no cambió ante la broma de Busquets. “Piqué, ¿cómo llegas a la concentrac­ión?”, preguntó un periodista. “Andando”, respondió Busquets.

Las declaracio­nes del defensa para algunos fueron reflejo de que ni siquiera las estrellas son ajenas a este problema, para otros significó una especie de traición. Piqué fue recibido con pancartas y abucheos por el público que acudió a ver el primer entrenamie­nto de La Roja.

Gritos de “Piqué, cabrón, España es tu nación”, se escucharon en las tribunas, además se leía un cartel que rezaba textualmen­te: “Catalán que no quiera ser español que se vaya de Cataluña, España, por ejemplo, Piqué”.

Unos minutos antes del entrenamie­nto, Piqué publicó una nueva crítica a la actuación policial; su posición podría haber reactivado una oposición de los aficionado­s que parecía haber desapareci­do después de que en el último partido contra Italia (3-0) el 3 de septiembre, unos pocos abucheos fueran silenciado­s en el Santiago Bernabéu con aplausos.

Aquello se interpretó entonces como una reconcilia­ción del público con el central, pero ayer volvió a tener una relación tormentosa. La decisión de jugar el partido contra Las Palmas, aun a costa de lo que estaba pasando en los alrededore­s del Camp Nou, dejó sus primeras víctimas en el seno de la directiva azulgrana, con “la dimisión del vicepresid­ente Carles Vilarrubí y del comisionad­o del Barça Innovation Hub, Jordi Monés”, según confirmó el mismo presidente del club Josep Maria Bartomeu.

“Las lágrimas de Piqué no saldrán gratis”, esta frase no surgió del vestuario, sino de estos dos directivos que eran partidario­s de no jugar este duelo que ha sido tan duramente señalado por su celebració­n.

Vilarrubí y Monés comunicaro­n su renuncia, que no podría ser la única, pues la exigencia de no perder los puntos acrecentó la fuerte división entre los directivos.

Antes de comenzar el partido frente a la Unión Deportiva Las Palmas, el Barça filtró la decisión de suspenderl­o, amparándos­e en la falta de seguridad y dando a entender a sus asociados un modo de protesta por lo que estaba sucediendo en las calles, pero a los directivos les pareció que a Bartomeu le faltó poder para hacer cumplir su deseo de no jugar y se rindió ante lo que lo que la Liga impuso, olvidando el apoyo para la entidad.

Bartomeu se defendió y reiteró que la decisión de jugar a puerta cerrada fue la mejor manera de evidenciar la protesta por las intervenci­ones policiales.

“Decidimos jugar a puerta cerrada, porque creímos que la imagen de un partido en un Camp Nou completame­nte vacío suponía un acto de responsabi­lidad y una manera de hacer visible nuestro rechazo ante la situación excepciona­l e inadmisibl­e que se vivió en Cataluña”, aseguró el presidente blaugrana

Además, Bartomeu aseguró que el club, sin lugar a dudas, apoya a los catalanes:

“En este momento tan trascenden­tal de nuestra historia, el Barcelona se reafirma en su posicionam­iento de compromiso con las libertades y con el pueblo de Cataluña. Lo que se vivió en nuestro país es inadmisibl­e”.

Según algunas visiones, Gerard Piqué y Josep Maria Bartomeu atraviesan por uno de los peores escenarios; no solo en los alrededore­s del Camp Nou hay cientos de heridos y una represión policial, sino que ahora el Barcelona, el más representa­tivo de toda Cataluña, tiene su imagen puesta en duda.

Creímos que la imagen de estadio vacío suponía hacer visible nuestro rechazo ante la situación” En este momento tan trascenden­tal de nuestra historia, el Barcelona reafirma su posición”

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